¿Por qué tanta presión hacia los trabajadores?

Fernando Hernández Bernal.- Desde el comienzo de la crisis, la “reforma laboral” ha sido la expresión más utilizada como una de las soluciones para frenar la crisis económica que padecemos. Esta presión, ha venido de las asociaciones de empresarios, de bancos centrales e incluso de algunos “expertos laborales liberales”, que con el incremento del paro piden unos nuevos contratos con despido más baratos.

Cuando estos demandan despidos más baratos: ¿es que no tienen suficiente con una tasa de temporalidad  que ronda el 75% a nivel nacional? ¿O casi el 90% a nivel local en Sanlúcar?, que despido más barato que este. Estamos hablando de que el 75% de las contrataciones son ya contrataciones en precario, con despido cero. O es que, lo que al final pretenden, y quieren excusarse en esta reforma laboral,  es para acabar con los derechos adquiridos del 25% restante.

El gobierno actual, como tiene que hacer un gobierno de izquierdas, está haciendo lo que debe de hacer, aunque lo este haciendo solo, no debe tocar una reforma laboral si no es con el consentimiento de los trabajadores y de los empresarios. Y llevar a cabo medidas como evitar la restricción del crédito, aumentar la protección social para los trabajadores, aumentar el gasto público, cambio de modelo productivo, etc. Y sobre todo, aumentar la presión fiscal a los que nos han metido en la crisis, los que optaron por una economía financiera y especulativa en vez de apostar por una economía productiva. Que paga el que más tiene, el que más ha ganado en los últimos años, descapitalizando las empresas, entiéndase por ejemplo, todos los del “pelotazo” alrededor del sector inmobiliario. 

La situación económica es muy complicada, de todos los datos el más preocupante es el paro, las personas que no tienen trabajo representan la traducción más salvaje de la crisis en términos sociales. Es el mordisco cruel sobre las personas. En este sentido, hemos de confiar en las medidas que se están adoptando para hacer frente a esta situación. Es el momento del esfuerzo colectivo de todos, políticos y agentes sociales. Sobre todo, los que tienen responsabilidades políticas y sociales tienen que tener sensibilidad y cercanía con los ciudadanos que lo están pasando mal y que tienen que percibir con claridad que se están con ellos.

Por eso hoy no valen estratégias como la de una oposición que cree el problema, que provoque el incendio y luego ofrecerse como bombero. Hay que dar medidas para sumarlas a las que ya existen. La oposición no supone aniquilar al adversario, supone querer ganarlo en las próximas elecciones, querer controlarlo y criticarlo con alternativas. Estar en la oposición no supone renunciar a considerar que tienen intereses comunes a Sanlúcar.

Por lo tanto es el momento de agudizar el ingenio por parte de todos, de tener confianza en las personas y en los esfuerzos colectivos. Es en la crisis, como decía Einstein, donde aflora lo mejor de cada uno. Es momento de aunar esfuerzos, sobre todo, en estos momentos  de dificultad económica, social y de gran incertidumbre. Donde tenemos que primar la necesidad de recuperar la cultura del esfuerzo individual y colectivo perdido en tiempos mejores.