 La velada realidad
José A. Córdoba.-Renegó Pedro tres veces de Jesús, más no seré yo quien vuelva a renegar de ti mi querida Musa. Hablamos de fidelidad a otras personas cuando realmente dejamos de ser fieles a nosotros mismos, perdiéndonos en caminos y senderos que tarde o temprano acaban en un desfiladero.
Para ser sincero con uno mismo, aunque cueste, debes de entender cosas que se escapan a la capacidad comprensible de este que suscribe.
Y yo he de empezar siéndolo con la persona que ha inspirado estos últimos años gran variedad de notas, artículos y como no, mis historias. Es esa persona que cuando menos te lo esperaba te hablaba por el messenger, siempre ha estado ahí y me ha apoyado en momentos duros, sus palabras han procurado mantenerme a flote, me ha obligado a no dejar de escribir, pues, para nada quería dejar de leerme, etc.
Hoy esa amiga, MI MUSA, suelta amarras y ahora mientras la veo como se aleja desde este lado del espigón, le escribo: “Querida amiga, la distancia nos mantiene en el más bello de los anonimatos, un día te consideré mi Musa, más por méritos que por antojo, o al revés, no me acuerdo ahora, pero fuera cual fuera el motivo, bien loado estuvo, pues nunca has dejado de estar ahí, soportando las decidías de este tú Caballero Templario. El tiempo nos cambia, aunque más que cambiar nos va transformando, pero para mi ese cambio a suscitado un compromiso eterno en mis letras hacia ti, pues no hay momento en el cual me sienta a escribir que al tocar la pluma el papel, no te me aparezcas sobre la cuartilla blanca, y mi pluma empieza a trazar garabatos que bien pudiesen ser un baile sinuoso entre tú y mi mano, la que sostiene la pluma.
Querida amiga, sabes que nunca me he alejado de ti, para no volver, pues siempre vuelvo a ti, como las olas a la orilla. Hoy me toca a mi silenciar parte de mi corazón, bajarle el volumen, el quitarle intensidad, el desenchufar esa parte que ya no volverá a lucir igual. Por que a una amiga también se la quiere, aunque esté en la más absolutas de las lejanía. Un corazón en muy grande para dar alojamiento a muchos tipos de sentimientos, y siempre que uno se pierde o se atenúa, todo él se resiente. El sentarme a escribir, esperando mensajes que no llegarán tal cual lo hacían, casi será una dolorosa tarea, pero palabra de Caballero, que siempre tendrás mis letras, y siempre serás la Musa que ilumine el trazo de mi pluma sobre la gruesa hoja de papel. Recuerdo que aquel que llamaran el Hidalgo de la Mancha, tenía a su Dulcinea, he aquí que yo te tengo a ti, en mis andaduras por las letras.
Aunque sabes que en esto de Musa, “rivalizas” con la Reina de mi Corazón, mi pequeña Ángela, que mira por donde ambas sois mis ¡CORAZONES en la DISTANCIA!, quien sabe si algún día forméis parte de una historia de papel y tinta. Ambas estáis alojadas en lo más profundo de mi corazón, ambas silenciadas por los designios de la vida, pero ambas siempre vivas en mi alma.
Me enseñaste poco a poco a tener otra perspectiva de la vida, has sido siempre un lucerito, en mi navegar por las aguas tenebrosas de la vida, y por ello mi eterna gratitud amiga.
Hoy este Caballero Templario, tú Caballero, entre otras escritor o articulista, quiere brindar públicamente estas letras a Paqui Candela, una amiga en la distancia, en otro mundo, pero como alguien dijo una vez: “Hay otro mundos, pero todos están en este”, pues sí.”
Este escritor hoy le cuenta a su Musa...
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