Usamos cookies propias y de terceros que entre otras cosas recogen datos sobre sus hábitos de navegación para mostrarle publicidad personalizada y realizar análisis de uso de nuestro sitio.
Si continúa navegando consideramos que acepta su uso. OK Más información | Y más
Cartas de una sombra
 
 
 
 
 
 
 
Cartas de una sombra PDF Imprimir E-mail
Usar puntuación: / 0
MaloBueno 
14 de Marzo de 2016
Omnes Oceanus X (El encuentro)
José Antonio Córdoba.-Aquel café llevó a otro, y su estomago le pidió una tregua, algo que digerir y calmar el hambre, ya que no podría apaciaguar la sensación que aún la mantenía temblorosa...La cena en aquel restaurante se prolongó más de lo ordinario, cada bocado le suponía un esfuerzo sobrehumano. Durante la cena su mente seguía navegando imaginariamente en el buque de Carlos. Lo que ella no sabía y hasta muchos años después no supo, es que Carlos Bejarano Atienza, no comandaba aquel Patrullero. Carlos era en realidad un oficial de Inteligencia militar destinado en el Atalaya para operaciones especiales. Y que estaban destinados a encontrarse en un futuro.
Pidió un taxi que la llevó de nuevo a la pensión, esa noche no se sentía con ganas de salir a la calle y deambular por los bares de copas. Subió a la habitación, se dio una ducha con agua caliente y tras secarse y fumarse un cigarro asomada en la ventana con la toalla liada en torno a su atlético cuerpo, miraba en la distancia las luces de los barcos que transitaban por la ria. Apuró la última calada, encajó la ventana y dejando la toalla extendida sobre una silla destapó la cama y se introdujo entre las sábanas. El sueño se apoderó de ella, y sus ojos se cerraron con las luces coloridas de la oscuridad de aquella ria.

Aún sin abrir los ojos su mente empezaba a tomar consciencia de donde estaba, un lejano ruido de coches, gentes y un amortiguado ronronear de motores le llegaba a la habitación, poco a poco los ojos se fueron abriendo, se encontraba de lado mirando en dirección opuesta a la ventana, teníendofrente a ella la puerta cerrada del cuatro de baño. Se giró, se incorporó levemente sobre la almohada llevándose las manos al vientre tocándose como lo hace una mujer que se siente embarazada y palpa su vientre como queriendo contactar con esa nueva vida, pero ese no era su caso. Ella no estaba embarazada, pero su vientre albergaba algo, una sensación que aún le perduraba. Cuando se dio cuenta, lo que tenía eran unas ganas horribles de orinar, así que pegó un brinco de la cama y descalza se fue al cuarto de baño, mientras orinaba se fue encontrando mejor su vientre empezaba a perder protagonismo esa mañana. Aprovecho que ya estaba allí, se aseó y vistiéndose tomó la mochila del ordenador portátil, el bolso, móvil y la llave de la habitación. Salió del ascensor y tomó la calle con una decisión que solo era percibida por las personas con las que se cruzaba. Fue caminando buscando una cafetería con wifi, lo que quedaba de mañana y la tarde la pasaría conectada a internet.

Estuvo todo el día navegando por páginas sobre las pruebas de acceso a las Fuerzas Armadas, tenía el material necesario para prepararse las oposiciones, tenía algo menos de seis meses para ello, en enero del año siguiente se convocarían las pruebas. Y ella había buscado acceder directamente a la academia pero su edad se lo limitaba, así que optó por acceder a la escala de suboficiales en la Infantería de Marina. Con toda la documentación y requisitos descargados en su ordenador, lo cerró, miró la hora y se encaminó de nuevo a la habitación, dejó todo allí. Se puso una ropa informal y se encaminó hacia uno de esos locales de comida rápida para cenar.

Un nuevo día aparecía por entre las cortinas de su habitación, hoy dedicaría la mañana a hacer algo de deporte, así que se puso unas mallas, un top, cinta al pelo, zapatillas de deportes y con el móvil en una riñonera se fue a hacer un poco de footing, tras tomar un desayuno ligero, se encaminó hacia el paseo marítimo y tras andar por el unos diez minutos, bajó a la playa. Cinco minutos de estiramientosy comenzó a correr por la arena húmeda escuchando Vientos de cambio (Wind of Change) versionada por Medina Azahara, con la mente limpia de pensamientos. De frente y en dirección contraria un grupo de hombres y algunas mujeres venían corriendo como en grupo, al pasar a su altura se fijó en que todos llevaban en sus camisetas o top el mismo escudo y a la espalda unas letras que decían “Somos Infantes de España”, aunque tardó en relacionarlo, se percató que aquel grupo eran Infantes de Marina, se paró en seco, tomó un trago de agua y emprendió la carrera pero esta vez volvió sus pasos. A los pocos minutos alcanzó al grupo y comenzó a seguirlos, se acercó lo suficiente para poder escuchar sus conversaciones. Su mente estaba fija en las letras que tenían aquellos en las espaldas, cuando escuchó un grito, el grupo se detuvo en seco y ella sin poder reaccionar a tiempo chocó de lleno con los últimos del grupo llevándose a un infante al suelo.

-¡Un infante es derribado por una mujer en la playa!, bonito titular en los periódicos de mañana,Damas y Caballeros -comentó uno de los hombres, mientras el resto reían.

-¡Disculpen!, se excusó Carmen -pero venía absorta en las letras que llevan a las espaldas en sus camisetas.

Todo mientras ella era ayudada a ponerse en pie.

-¡En formación! -volvió a decir el hombre del titular y todos obedecieron. Ella los miraba como uno poco ensimismada.

-¡En marcha, que nos enfriamos Infantes!, todos se marcharon corriendo, mientras ella se quedó allí clavada mirándolos fijamente.

El hombre que daba las ordenes se giró mientras corría y la vio allí clavada, miraba sus ojos cuando se dirigió a una de las Infantes y le dijo algo, a lo que esta asintió, se giró y se acercó corriendo a Carmen...

 
 
 
 

Vídeos
históricos más vistos

Últimas entradas más leidas

 
 
 
 
© 2024 Portal Sanlucardigital.es
Joomla! is Free Software released under the GNU General Public License.
 
Síguenos en
       
Sanlúcar Digital  ISSN 1989-1962