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La primera vuelta al mundo
 
 
 
 
 
 
 
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31 de Agosto de 2013
Primus circumdedisti me
José González Parada.-El día 6 de septiembre se cumple 491 años de la llegada a Sanlúcar de los 18 tripulantes que regresaban a España después de darle por primera vez la vuelta a la tierra encabezado por Juan Sebastián Elcano. Yo, de una forma somera, rápida y a mi manera voy a recordar dicha vuelta y, espero que Pepe la publique para aquellos sanluqueños que quieran leerla.
En 1497, Portugal envía con destino a la India, una flota de barcos comandada por el marino Vasco de Gama, obligado por las circunstancias de la presencia de España en lo que se considera el extremo oriental del continente asiático, con la intención de dominar su zona de influencia que son el espacio índico-africano y las posesiones del archipiélago de las Molucas.

Después de diversas expediciones española, como la de Díaz de Solís en 1514, que descubre el estuario del Río de la Plata y, que es matado por los indígenas, hace que la flota vuelva a España interrumpiendo la exploración, dejando espacio y tiempo a otros navegantes para que la concluya.
En 1516, llega a Sevilla un portugués, Hernando de Magallanes que, después de ser rechazado por el rey de Portugal, Juan II, que no cree lo que el portugués le expone, y éste, al estar convencido de que las Molucas se encuentra en la zona de influencia española, se lo expone al rey de España y,  en 1518 es recibido por el Rey, Carlos I al que le expone sus planes.
La respuesta del rey es ponerle a su disposición cinco navíos en los que embarcará a 265 hombres de diversas procedencias, embarcando en uno de ellos, en la Concepción, como maestre o, segundo de a bordo,  Juan Sebastián Elcano.
El día 20 de septiembre de 1519, salen de Sanlúcar de Barrameda con rumbo a Santa Cruz de Tenerife los navíos Victoria, mandada por Luís de Mendoza, San Antonio, mandada por Juan de Cartagena, Santiago, mandada por Juan SerranoConcepción, mandada por Gaspar de Quesada y Trinidad, mandada por Hernando de Magallanes.
Durante la travesía se producen algunas tensiones entre Magallanes y las tripulaciones derivadas del carácter dictatorial y su predilección por sus paisanos en detrimentos del resto de los marineros y oficiales que gobiernan los distintos navíos.
Las instrucciones de Magallanes eran rotundas: "Seguid de día mi bandera y de noche mi farol." Cojeando silencioso por el puente de mando del Trinidad, repartía su atención entre el océano desierto, delante, y los cuatro navíos que espumaban detrás.
Antes de la puesta del Sol, hacía que sus capitanes se acercaran a la nao capitana y gritaran según se acostumbraba en aquella época: "Dios os salve, capitán general y señor, y a la tripulación del barco." Por este procedimiento, Magallanes recordaba a todos los expedicionarios que su autoridad era absoluta.
Durante la travesía atlántica sigue habiendo tensiones desde Tenerife hasta Río de Janeiro. En este lugar es condenado a muerte y ejecutado el maestre del Victoria por el delito contranatura que comete. En la abrigada bahía de San Julián, cerca de los 50 grados de latitud, en la que se va a invernar, estalla la rebelión contra Magallanes y estela  logra abortar no sin que le cueste la vida al capitán del Victoria, Luís de Mendoza y al maestre del San Antonio.
Magallanes da un ejemplar castigo. El cadáver de Luís de Mendoza es llevado a tierra y descuartizado y, al capitán del Concepción, se le condena a ser decapitado y descuartizado. A Juan de Cartagena, capitán del San Antonio y a su cómplice, el sacerdote Pedro Sánchez de Reina, son condenado a muerte pero no los matan, sino que los deja abandonados en las solitarias tierra de la Patagonia.
Magallanes pone rumbo al sur ya bien avanzado el invierno austral, y después de perder el Santiago, sigue hasta doblar el cabo Vírgenes y entrando en lo que después se llamó Bahía Posesión. En este lugar manda Magallanes a los navíos San Antonio y Concepción, descubriendo las dos angosturas, el estrecho de Todos los Santos o de los Patagones. Por fin habían encontrados el Paso de Sudoeste.
Aquí, el San Antonio pone rumbo a España desertando de esta expedición, siendo la mejor armada y repleta de víveres y pertrechos dando un duro golpe a los tres navíos restantes.
Han transcurrido 33 días desde que salieron de San Julián con un recorrido de 320 millas por desolados y peligrosos lugares, llegan al Cabo Deseado y, ante los ojos de estos hombres ven como se extiende el inmenso y desconocido Gran Océano o Mar del Sur, como lo llamó varios años antes Núñez de Balboa.
 Inician la travesía del Océano Pacífico –como así fue bautizado por los expedicionarios-, el día 27 de noviembre de 1520, haciendo falta tres meses y veinte días para llegar hasta la Isla de Guam, dejando atrás a diecinueve muertos causado por el escorbuto y por el hambre.
Recaló en el extremo meridional de la Isla de Samar, penetró por el archipiélago filipino a través del estrecho de Surigao, dejó a un lado a Leyte y fondeaban ante la Isla de Cebú, tomando posesión de ellas en nombre del Rey de España.
Magallanes, cae en una emboscada y es matado por sus habitantes el 27 de abril de 1520 en la Isla de Mactán y, días más tarde veintidós tripulantes que fueron engañados al ser invitados a un festín por el rey de Cebú, son lanceados y matados también.
La Concepción, que ahora manda Juan Sebastián Elcano, se encuentra en tan mal estado que tiene que ser abandonada en la Isla de Bohol, donde es destruida y quemada por sus tripulantes, continuando el viaje las dos naves que quedan, encargándose Juan Sebastian Elcano del navío Victoria y junto con la Trinidad, mandada como jefe supremo por Juan de Carvalho recorren las costas noroccidentales de la isla de Mindanao, atravesando el mar de Sulú y llegan a Brunei después de cinco meses de navegación y con el ánimo perdido de poder llegar a Las Molucas.
Considerado a Carvalho un desaprensivo y miserables, en las proximidades de la actual ciudad de Zamboanga es destituido como jefe directo de la expedición y, el mando de la Trinidad pasa a mano de Gómez de Espinosa, continuando como capitán de la Victoria Juan Sebastián Elcano que, desde este momento lleva también el cargo de tesorero, a la vez que pasa Elcano a ser el verdadero responsable de la expedición.
Navegando siempre hacía Occidente por la zona de influencia española, el día 8 de noviembre de 1521, fondeaban en la Isla de Tidore, una de las islas de Las Molucas y que estaban buscando desde el día que salieron de Sanlúcar de Barrameda. Por fin habían llegado a las islas de las Especias.
Aceptando encantado el rey de Tidore el vasallaje al rey de España, éste les informa que el rey de la vecina isla de Ternate ha sido visitado anteriormente por los portugueses y que se han sometido al rey de Portugal.
Dado el mal estado de las dos naves, la Trinidad pone rumbo a las tierras de Nueva España (México), siempre navegando por el Pacífico Norte y, después de que el hambre y las enfermedades le ha producido treinta bajas, da la vuelta hacía Las Molucas donde serían apresados por los portugueses y solamente tres tripulantes, el capitán y dos marineros lograrían volver a España después de durísimos calvario de prisión en prisión.
Por aquella fecha, la Victoria abandonaba Tidore el día 21 de diciembre de 1521 con cuarenta y tres europeos y trece indios a bordo y pone rumbo a España con trece mil millas por delante y la continúa amenaza portuguesa más los vendavales en el Mar de Banda que pone el navío en peligro de zozobra, haciendo su tripulación voto de peregrinar al Santuario de Nuestra Señora de la Guía si logran salvarse.
Continúa navegando y en la isla de Timor le hacen a la Victoria unas pequeñas reparaciones y se adentran por el Océano Índico descubriendo la isla de Amsterdam, pero no desembarcan, consideran que se encuentra desierta y siguen adelante buscando el Cabo de Buena Esperanza, que lo cruzan con grandes temporales siendo el hambre el principal enemigo. Cuando llegan el miércoles día 9 de julio a la Isla de Santiago en el archipiélago de Cabo verde, ya han arrojado por la borda los cadáveres de veintidós tripulantes quedándole solamente treinta y cuatro hombres.
Siempre ocultando a los portugueses su verdadera procedencia, logran hacer víveres y, e aquí cuando se dan cuenta de algo extraño, en tierra es jueves pero a bordo es miércoles. Acaban de darle la vuelta al mundo.
Cuando, a la tercera vez envía el bote a tierra por más víveres, los tripulantes son apresados y, la Victoria tiene que hacerse a la mar inmediatamente perseguidos por sus enemigos que logra burlarlos.
Todavía le quedaban cincuenta y un días agotadores  para llegar a Sanlúcar de Barrameda junto con dieciocho hombres andrajosos y esqueléticos, el 6 de septiembre de 1522, casi tres años después de su partida, dando así terminación a lo que se había dado en llamar “uno de los más arriesgado, portentosos y extraordinarios viajes de la Historia de la Humanidad”
Juan Sebastian Elcano fue recompensado por el Rey Carlos I, de España y V de Alemania ennobleciéndolo y recibiendo su escudo de armas que es como sigue:
Compuesto de dos cuarteles, en el superior, sobre campo rojo, un castillo dorado; en el inferior, sobre campo dorado, dos palos de canela en aspa, tres nueces moscadas y doce clavos de especias; yelmo cerrado encima, y por cimera un globo terráqueo con la leyenda en latín: “PRIMUS CIRCUMDEDISTI ME”.
Otro día hablaremos del regreso del navío San Antonio a España y sus consecuencias.
 
 
 
 

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