La libertad que hace posible todas las demás es la libertad de expresión **

                                                             Pepe Fernández.-Los ciudadanos están bastante perdidos entre la cantidad de información que se vierten en los medios sobre el Guadalquivir y sus problemas. Y a pesar de declaraciones más o menos grandilocuentes de políticos varios, técnicos y científicos, no las tienen todas consigo. Es la diferencia que marca a un ciudadano español de un francés, por citar algunos: ellos confían plenamente en el Estado y sus instituciones; así que por mucho empeño que empleen los que tienen que informar para dar una imagen edulcorada de su ciudad en beneficio del bien general, su tarea no está teniendo los resultados deseados dada la capacidad de los ciudadanos para discernir y contrastar "in situ" lo que escuchan, leen y ven.

La información responsable y contrastada no es un tema debatible en una sociedad libre y demócrata. Matar al mensajero sí.

La mayoría de los ciudadanos desconocen el significado de las iniciales GPS, y ni falta que les hace, pero lo que sí saben es que con ese maravilloso aparatito en el coche, el posicionamiento global por satélite les puede llevar al lugar más recóndito o alejado del planeta, sin tener que echar siquiera un vistazo a la guía Michelín.

Hace casi cuarenta años se utilizaba esa tecnología en la marina civil para determinar con exactitud la posición de un buque en cualquier mar u océano del mundo con una tolerancia de más / menos 10 metros, lo que es una nimiedad teniendo en cuenta que algunos buques petroleros tienen más de trescientos metros de eslora.

Sin embargo a pesar de la mejora abismal de las mismas tecnologías de geolocalización, telecomunicación, y otras muchas en todos los campos de la ciencia  que han ayudado a hacer el mundo más pequeño, hasta convertirlo en la aldea global, hoy no es posible después de nueve meses, determinar las causas y el origen de los lodos del  rió más estudiado y vigilado del mundo, según el Viceconsejero de medio ambiente de la Junta de Andalucía. Este duro embate al que está sometido el río y el ecosistema que le rodea, no es el de  la mar u otros fenómenos naturales, sino el de la inoperancia a una escala planetaria de las administraciones públicas.

No se puede transmitir a la ciudadanía que aparque sus temores hasta nueva orden, mientras los científicos determinan el origen de los elementos sólidos que colorean el Guadalquivir y los políticos locales muestren su inapetencia al baño por alguna causa inherente a la problemática fluvial o afirmando con rotundidad su negativa a hacer lo mismo con sus familias en nuestras playas.

Con esos mensajes y con los escasos resultados obtenidos en la última reunión de expertos y políticos del Martes, está claro que los ciudadanos no necesitan a nadie para decidir libremente donde refrescarán sus cuerpos en estos meses estivales, porque ellos -los ciudadanos- les traen al pairo las promesas de una administración a la que no les tienen mucha confianza.

** Frase extraida del blog "Sanlúcar en la distancia" del periodista sanluqueño Ángel Ceballos