EL ÚLTIMO DESATINO DE NUESTRO JEFE DE ESTADO, D. JUAN CARLOS I, SIGUE CON LAS CONSECUENCIAS INCALCULABLES.....
.....que ya habíamos previsto en nuestro anterior artículo referido al incidente en la Cumbre Iberoamericana (Marketing monárquico). La ley del silencio de la mayoría de los medios más importantes de este país, no hacen ninguna autocrítica patria, que demuestren la independencia real de dichos medios y que revaliden sus compromisos con la verdad periodística y con sus usuarios finales.
Solo el principal partido de la oposición, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, esgrime la incapacidad de Zapatero para zanjar la crisis y culpar al presidente del gobierno por tener malas compañías.
Sin embargo, el Rey y solo el Rey, es el responsable de este desaguisado, que ha puesto a España en el punto de mira de la mayoría de los países iberoamericanos, con el apoyo total al populista Chávez, que arremetiendo contra todo lo que se menea desde España, ganó la popularidad que le rendirá muchos beneficios en las próximas elecciones y en su reforma constitucional para perpetuarse en el poder. Todo, gracias al Rey de España que no estaba en campaña electoral. A lo mejor, sí.
El exabrupto del monarca, estuvo fuera de lugar y sin duda , no en la línea de la aptitud responsable, que un jefe de estado debe de mostrar a sus homónimos en cualquier encuentro o desencuentro político.
Han primado, ante todo, los intereses de la monarquía, frente a los que se debían de haber defendido, los de España. Por si fuera poco, el gobierno de Lula a ligado la corona de España al fascismo, Fidel castro nos pone al parir y promete más retórica panfletista en su tabloide Granma para golpear a nuestro país. Todo para seguir metiendo el dedo en la llaga - que ya supura - que ha provocado D. Juan Carlos y su autosuficiencia retrógrada recuperada de sus borbónicos ancestros, cuando eran los dueños del mundo.
El prestigio internacional de España ha sufrido, sin duda, un guarrazo diplomático, que por mucho que queramos edulcorar con la supuesta firmeza del Rey ante el presidente venezolano, seguirá dañando seguramente los intereses de las empresas españolas en el continente americano y afianzando más aún los sentimientos antiespañoles en esos países con presencia hispana. El Rey, su simpleza diplomática, su desdén y su desliz por el camino que lleva al autoritarismo con su lapidaria frase “ porqué no te callas”, nos traerán cola. Mucha cola.