Elecciones quien te ha visto y quién te ve

H. Hernado Orcha.-Los partidos políticos, tienen derecho a exponer sus puntos de vista, proyectos, alecciones, con objeto de poder disponer del poder que emana de las urnas. Difícilmente, conociéndolos a todos, podrán disponer de la autoridad, que emana del trabajo, del respeto, de la verdad, etc, que deben de cumplir, porque voluntariamente se han presentado como una opción, para ser elegidos en las urnas.

Efectivamente, ni la democracia que disponemos, es perfecta, ni la distribución de los votos, (Ley D´hont) aún menos, pero por supuesto, lo que más desapetece estas elecciones, son los políticos, sus partidos y la ética que emana de ellos.

            Ya, prácticamente, no existe diferencias entre partidos de derecha (más de derechas que nunca), y de izquierdas (menos de izquierdas que nunca).            

 

Resulta evidente por tanto, que la apatía de los votantes por las elecciones, solo no generalizada, por los amigos y familiares de los interesados, tiene una causa, identificada y que, por más que quieran ocultar, se define como la falta de credibilidad de los mismos. Parece que el todo vale, que la ambición es ahora una virtud, y que los que se presentan, tienen la capacidad de no hacer ascos a nada, en pos de conseguir sus metas.

            Por ello, como ciudadano reivindico, que a pesar de que el sistema electoral, ha concebido a un voto, legal y reconocido, como inútil, a que se ejerza la potestad de votar en blanco. Desde mi independencia partidista, creo que es un deber cívico votar, y que la abstención y el voto en blanco, se diferencian totalmente, en su propia dignidad.

 

            Por último, mi opinión hacia los partidos que litigan en este mercado: El P.P. siguen siendo, lo que ha sido la derecha en los últimos 100 años; el PSOE, todo lo contrarios. I.U. si su cabeza de lista, no fuese funcionario ¿habría pasado por tantas listas? P.A. ¿de qué vive su orondo lider? T.P.S: una pantomima. C.I.S : a lo que haga falta.

            Por cierto Sra. García, acerca de su negocio familiar: “Excusatio non petita, accusatio manifesta”