Fuegos artificiales en Doñana para Felipe IV |
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19 de Julio de 2015 |
Fuegos artificiales en Doñana para Felipe IV y Olivares: Guzmán el Bueno y la sierpe de Fez.
En torno al ideal ético y el repertorio estético de la casa de Medina Sidonia Antonio Romero Dorado (CIHAA, Universidad de Sevilla)1 Tras una breve cacería, la noche de 14 de marzo de 1624, el rey Felipe IV y su valido Olivares, contemplaban desde las ventanas del palacio de Doñana el castillo de fuegos artificiales que para el monarca había preparado el duque de Medina Sidonia. Su hijo, el conde de Niebla, hacía las veces de anfitrión, pues su padre, impedido por la enfermedad, se había quedado en la otra orilla del Guadalquivir, en su corte de Sanlúcar, desde cuyo palacio posiblemente vería el resplandor de la pólvora entre los árboles. El escritor de cámara del duque, el antequerano Pedro Espinosa, describió el espectáculo de fuego de la siguiente manera:
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