La macrobotellona, el ruido y la suciedad se asienta definitivamente en la Feria con la misma fuerza que se escapan los sanluqueños de la ciudad en estas fechas

SD-La ubicación de los módulos de casetas de ocio juvenil en la entrada de la Feria con el mismo ruido, masificación y suciedad que otros años, a priori no hacen que se noten las nuevas medidas que el ayuntamiento ha impuesto en esta Feria de la manzanilla 2014,

Desde el principio, la imagen del ruido proveniente de los módulos juveniles y  casetas de alimentación, con el mismo o más ruido que los jóvenes, ya es muestra más que suficiente para saber que no avanzamos en la recuperación de una Feria con más folclore y menos macetas.

El estruendo de ruido ahoga todo sonido musical proveniente de cualquier caseta y las sevillanas son testimoniales en el conjunto de espacios para tal fin, si no es que el visitante decide pasear por el Real a primeras horas de la tarde en las que la mayoría de las casetas juveniles están totalmente vacías.

La imposibilidad de hablar coloquialmente, salvo raras excepciones, es un ejercicio imposibilitado, tanto por la música como por la afluencia masiva a las casetas de vendedores ambulantes ofreciéndote todo tipo de mercancías que esparraman por la mesa donde comes sin previa autorización de los comensales y  con una agresividad y abuso de confianza que rayan la intimidación.

Podría juzgarse que esta observación se hace desde algún tipo de animadversión contra los que intentan, así, buscarse la vida, pero cuando en el transcurso de un almuerzo, 50 personas, una tras otra, coaccionan  a los que desean disfrutar de la comida y de una conversación amena, esto se nos antoja como falta de derecho para disfrutar de tu tiempo libre en un espacio público o privado.

 

La mendicidad organizada y la explotación infantil ha sido lo normal y no la expcepción en una Calzada, que año tras año se aleja de la  Feria para convertirse en un mercadillo variopinto amenizado por el vocerío y descontrol acústico de casetas y negocios que entretienen a una juventud, a base de macetas y, que es totalmente ajena a la Feria y su idiosincrasia.

 

En cuanto a la suciedad, es notable el incivismo de la ciudadanía que cree tener patente para arrojar al albero del recinto cualquier cosa, pero es igualmente innamisible que no se limpien y vacién con más frecuencia las papeleras  que se ubican en todo el recorrido del Real.