 Un episodio de deslocalización transitoria ( perdida total de consciencia), producido por la detonación de artefacto explosivo de gran potencia, acaeció el pasado sábado en la urbanización de Martín Miguel a una de sus vecinas
SD.-Los hechos que se produjeron alrededor de las nueve de la mañana ha causado de inmediato una deslocalización temporal y transitoria, a una señora de 60 años que paseaba por las inmediaciones de la sede de la empresa que regenta actualmente el campo de golf, produciendo, acto seguido, un estado de ansiedad y alteración del ritmo cardiaco como comprobaron in situ un jugador y un empleado de la urbanización quien inmediatamente se interesó por el estado de la señora en cuestión que obedece a las iniciales de M.R., que requirió la presencia del responsable o encargado del campo, que, sin embargo no dio la cara en ningún momento para, al menos, escuchar las quejas de la señora, vecina de la urbanización y que en esa mañana se encontraba paseando en su rutinario ejercicio físico por los alrededores de las oficinas de la empresa desde donde se lanzan los artefactos explosivos cuando violentamente la sorprendió la detonación.
Fue atendida y tratada en Hospital Virgen del Camino por el daño psíquico sufrido y ha anunciado que presentará la pertinente denuncia.
Esta práctica, en campos de golf para comenzar los torneos, no está permitida, sin embargo, en Martín Miguel. Ni el ayuntamiento de Sanlúcar ni la Junta de Andalucía autorizan o han autorizado jamás esta bárbara costumbre, pues entre otras cosas, el pre parque de Martín Miguel es considerado zona de influencia forestal.
La nueva dirección del campo de golfo tiene conocimiento de todos estos hechos desde principios de año que fue informada por otro vecino que en reiteradas ocasiones, nueve veces, ha denunciado los hechos cuando la empresa la regentaba otra dirección.Sin embargo han decidido no seguir los pasos del anterior staff que cesaron las actividades denunciadas.
Los responsables de esta entidad comercial deportiva aducen que es la práctica habitual en todos los campos de España, ignorando siempre la información que les ha llegado a través de la Entidad Urbanística Conservadora a instancia de otro vecino, y que están autorizados a hacerlo aunque la realidad es otra diametralmente opuesta.
De otra manera, es llamativo que la dirección de la empresa, en una misiva digital, acuse a otro vecino, poco más o menos, de torpeza al comprar la casa ya que tenía que saber que había un campo de golf y consiguientemente el comprador debería conocer los procedimientos y reglamentos de esta actividad en día de torneo.
De la misma manera, apelan al sentido común y la comprensión de los vecinos, principalmente los quisquillosos, ya que esta actividad deportiva dinamiza la economía de la zona ?? y la presencia de este campo de golf alrededor de las casas de los propietarios revalorizan sus viviendas.Es decir, es el campo de golf quien se otorga la prevalencia a la hora de determinar quien tiene derecho a realizar según que actividad, sea o no permitida, relegando a la vecindad a un gregarismo cohabitacional, a palmeros de sus enunciados keynesianos.
De lo más impactante, es la afirmación que la calidad de vida de los vecinos es directamente proporcional a la buena marcha de esta empresa.
La otra realidad es que la propiedad inmobiliaria en Martín Miguel, al igual que en Sanlúcar y en España, dependiendo de las zonas, ha caído más del 50% en su valor. Solo un vistazo en Internet a empresas de compra-venta de casas para percatarse de las gangas que actualmente están a la venta en toda la urbanización, cuando apenas hace unos años, las mayores propiedades, tenían precios prohibitivos para la mayoría de los ciudadanos. El final ya se sabe: Pelotazo para algunos y fracaso inversor inmobiliario para una inmensa mayoría que no saben que hacer con sus propiedades. Casas vacías sin compradores, ocupas, amantes de los ajeno siempre al acecho, urbanización sin recepcionar por el ayuntamiento, falta de accesos, sin servicios públicos de autobuses, zona no autorizada para el reparto de correo, sin recogida diaria de basura,equipamientos previstos en el Plan de urbanización sin construir y un largo etcétera, sin que hasta ahora la presencia de esta empresa, su valor añadido, haya conseguido, por el mero hecho de estar, ninguna de las pretenciosas afirmaciones de sus dirigentes o propietarios, que emulan los procedimientos propagandísticos como el que extendió el mismo bulo por el que los inductores del pelotazo urbanistico de Martín Miguel vendieron a los sanluqueños, haciéndoles creer que esta urbanización crearía , no sabemos, cuantos miles de puestos de trabajo. Más bien solo son responsables de la innecesaria y molesta utilización de métodos de comunicación cavernícolas, con la consiguiente violación del derecho a la intimidad y a la inviolabilidad del domicilio (art. 18 de la Constitución Española), que solo dañan la salud de los vecinos aunque su intención sea, eso sí, nada más lejos que lo que afirman los denunciantes de estos dislates acústicos.
Culpar a éstos, que con sus quejas desalientan la inversión e incentivan la destrucción de un tejido empresarial inexistente en la zona, requiriendo su colaboración, parece una calcamonía de cualquier página kafkiana y una porfía, reflejo de la incapacidad para la resolución de conflictos, con la que solo parece que se defienden los intereses de la propia gestora para no utilizar las nuevas tecnologías, sin olvidar otros métodos más naturales, que conllevan un costo económico, que evite molestias a los vecinos de los alrededores, y que desde el campo de golf se quieren ahorrar con la salud de los que viven en esa magna urbanización que sobrevive con el esfuerzo del 40% de los vecinos que pagan sus cuotas( la morosidad es del 60%).
La práctica del elitista deporte, y sus reglas "no escritas” ni autorizadas, para no invertir en renovar vetustos y bárbaros sistemas de llamadas masivas, tiene un serio problema de respeto y de convivencia a la que todos los vecinos tienen derecho, principalmente y también, cuando la mayoría de los que practican este deporte y los que viven de él no son vecinos de esta urbanización. Ni ellos – sarna con gusto no pica- ni sus familias son despertados a las primeras horas de cualquier sábado por esas atronadoras explosiones.Martín Miguel tiene otro motivo más para languidecer en sus bellos atardeceres atlánticos y no son sus moradores, con sus legítimas reclamaciones o quejas, los que contribuyen a su declive urbanístico o la constante pérdida de confianza de los potenciales inversores.
|
