 El interesado y conveniente desinterés
SD.-Que las elecciones para el 2015 ha dado ya el pistoletazo de salida es tan evidente como las redes clientelares que tejen algunos para aferrarse a las generosas nóminas con las que el pueblo de Sanlúcar les obsequia, por su trabajo, todos los meses.
La concesión de premios, medallas, insignias, nombramientos efímeros en cofrades fiestas, reconocimientos varios y otros, garantiza el voto cautivo de los que aceptan de muy buen grado en su nombre y en el que dicen representar, a la miríada de afiliados, vecinos, miembros de consejos asesores, asociados, hermanos, socios y otro largo etcétera de la sociedad sanluqueña representada en el sinfín de colectivos que medran para alcanzar alguna subvención que graciosamente, el alcalde, los sanluqueños, les otorgan, además del prestigio social que ello conlleva, aunque a ninguno de ellos se les tenga en cuenta para el debate y la participación en las decisiones importantes de la ciudad al no ser vinculantes el resultado final de sus participaciones.
Tal es el caso de la potestad del equipo de gobierno para conceder estos premios, medallas, insignias, nombramientos efímeros en cofrades fiestas, reconocimientos varios y otros, -algunos para potenciar descaradamente a afines y sumisos-, obviando a la oposición y, lo que es peor, al otro 52,7% de los ciudadanos sanluqueños a los que éstos representan.
Denota, a ojos vistas, el escaso talante tanto de los “difusores” de esta bella palabra, el PSOE, así como el de sus socios CIS que han dado siempre muestras inequívocas de su servilismo por pactos políticos pos electorales – y ya van dos mandatos-les garantizara el mantenimiento en el poder de sus tres concejales, aún a expensas de la liquidación política de uno de los suyos, disidente él, que no aceptó la disciplina de partido ni las broncas de su síndico.
El interesado y conveniente desinterés del equipo de gobierno para no dar siquiera al pueblo la posibilidad de asistir a los plenos municipales, al no habilitar espacio para los asistentes, o cambiar puntualmente la ubicación del Pleno en más vasto lugar, e igualmente transmitirlo a través de la televisión pública, tampoco ayuda a la imagen democrática y participativa de la que siempre hacen gala pero nunca llevan a la práctica.
La televisión pública en Madrid, Sevilla o Sanlúcar sigue siendo la herramienta mediática por excelencia sisada al pueblo, que la paga, y al servicio de los partidos que nos gobiernan.
Estos, PP y PSOE, que tienen dudas sobre las intenciones de los nuevos movimientos políticos surgidos del pueblo, precisamente, por su ineptitud política, corrupción, mentiras, despropósitos, ajustes, reformas, desahucios, represión policial, etc. y que ahora quieren desplazar, para siempre, a los dos grandes de su ancestral y acomodaticio bipartidismo, siempre han temido a la Democracia plena, la que les pueda impedir vivir placidamente cuatro años después de ser votados, la que les obligue a cumplir sus compromisos, la que les demande la defensa los derechos de los ciudadanos por encima de las multinacionales, caciques y milenarias instituciones.
Es sonrojante que mientras los sanluqueños pasan necesidad, hambre, este ayuntamiento y su alcalde lleve semanas despachando con instituciones, sociedades, hermandades, colectivos, en fin, potenciales redes clientelares, para explicar el proyecto del comedor social y su participación en él. Sin embargo no es caridad la que necesitan los más desfavorecidos y menos cuando el dinero proviene de los vapuleados y extenuados contribuyentes que al igual que con la televisión pública ven como sus dineros se destinan a la caza y captura del voto cautivo o el de las vanidades y no a la pronta resolución, en sus competencias municipales, de los graves problemas que padecen los más débiles.
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