¡Vive y el Teatro!
Chatono Contreras.-“¿Y quién lee el segundo párrafo?” Antes de dar el grito de ¡Vive el Teatro! Quiero decir: Sábado 11 de Noviembre 19:00 en el Castillo de Santiago visita cultural teatralizada y en el Bodegón Acontratiempo el humor de Las Valencias.com y apartír de las 21:00 en el Auditórium de la Mereced, “Una hora en la vida de Stefan Zweig”.
¡Vive el Teatro! Un grito que dimos en los ochenta, un grito de ceremonias religiosas lúdicas. ¿Qué es el Teatro? La palabra, y ella es igualmente fuerte como significante que como significado. En el Teatro el cuerpo es atravesado por la palabra y fundido en ella. La palabra conmueve, remueve y molesta. Sacude. Convulsiona. Estremece. Emociona. Y todos estos hechos ocurren en un lugar muy concreto del inconsciente: el alma. El alma (¡qué palabra tan en desuso!), se cree inmortal y sufre una sacudida tremenda cada vez que presencia la muerte, cada vez que se encuentra con la muerte en el espejo del arte teatral. Porque en el Teatro la muerte es tan sólo la muerte del alma.
En el Teatro, un o una valiente (aquí si cabe, se adelanta, da unos pasos ante el grupo religioso-folklórico y comienza en solitario, a sostener un discurso. En ese momento se inventa la figura del espectador. Y apartír de ese momento, la practica escénica se democratiza; ¿por qué? porque el Teatro es la más democráticas de las artes, porque la obra, sino resulta atractiva en su presentación inmediata a la imaginación o a la comprensión del público suficiente, será rechazada, (el vendedor no tiene que explicar por qué ha ofrecido la mercancía en concreto, ni el comprador tiene que explicar por qué la elige o la rechaza).
¡Vive el Teatro! Seguramente los espectadores y sobre todo los dirigentes de los partidos políticos _ paladines/as autoconsagrados/as del pensamiento correcto_ (esos que jamás van al Teatro, excepto Juan Oliveros) “¿de qué sirve al municipio?” o en marullera conversación (los paladines y paladinas autoconsagrados/as) “¿de qué sirve a la humanidad?”, y la pregunta debería de ser “¿de qué sirve al público?” ¿por qué? porque de momento, nadie ha sido capaz de averiguar cómo se sirve a la humanidad. Los que han pretendido saberlo, obteniendo con ello el poder, se conocen con el nombre de tiranos. Si servimos al público, cuando se han reído, han llorado, se lo han contado a los amigos, cuando han suspirado, cuando han tragado saliva, a medida que el desarrollo de la obra nos canea.
¡Vive el Teatro!