La segunda mitad del siglo XIX, fue una época de crecimiento para el sector agroalimentario en nuestra baja Andalucía. El sector vinatero, transformó de manera directa a ciudades de fuerte implantación bodeguera como El Puerto de Santa María, con la zona denominada como Campo de Guía , o Jerez de la Frontera, con la zona conocida como del Egido y, de menor forma, a la ciudad de Sanlúcar de Barrameda, tradicionalmente diferente en la estructuración empresarial dedicadas al mundo del vino.

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En Jerez, la transformación fue tan importante, gracias a diversas circunstancias sociales, como la desaparición de los estados gremiales en la década de los treinta, las diversas desamortizaciones eclesiásticas, donde importantes terratenientes y comerciantes obtuvieron grandes espacios en zonas neurálgicas de la ciudad, para el almacenamiento de vinos, y otras de menor calado, como la implantación del vino embotellado, que indiscutiblemente favorecieron la expansión de cosecheros, almacenistas, y exportadores.

 

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