“Sanlúcar de Barrameda, con su XXII Duque de Medina Sidonia”
“El Sr. Duque de Medina Sidonia, esperando a las puerta de su Palacio, la llegada del Presidente de la Junta de Andalucía y sus consejeros” Hoy me permito agregar esta foto de mi autoría, donde se muestra una realidad cada vez más vigente.
“Sanlúcar de Barrameda, con su XXII Duque de Medina Sidonia” Este ha sido y sigue siendo mi grito de guerra. No es una simple frase, es una intencionalidad; un hacer; un no dejar caer la pica en las aguas fangosas de esta ribera de egos y usurpadores/as de historia y linajes. No cesaré en mi empeño, no habrá rendición para un soldado viejo de las Españas, hasta ver brillar entre las nubes del tiempo, ondeando al viento, el estandarte ducal sostenido firmemente por el único e indiscutible heredero de tan grande y noble casa, como es el Duque de Medina Sidonia.
El pasado martes 16 de febrero, tuve la ocasión de acompañar a mi amigo y, Señor Duque de Medina Sidonia, Leoncio Alonso González Álvarez de Toledo. Con él en mi existe esa dualidad en enfrentamiento amistoso constante de por un lado, citarle y dirigirme a él como “Mi Señor Duque”, por el peso de tan Grande y Noble linaje que carga en sus hombros. Pero que al momento paso a llamarlo “Alonso”, pues pese a esa carga familiar es una persona simple, de gran sencillez.
Para alguien que viene del mundo castrense y que realmente ama ese mundo, entender y luchar por mantener en pie el estandarte ducal, es algo que se lleva dentro. No es eso, de sacar la bandera española cuando hay mundial y cuanto termina, esconderla nuevamente. Aquí hablo de valor, lealtad, respeto, admiración, y en mi caso, la oportunidad de seguir aprendiendo de la mano de un HISTORIADOR, que además vive inmerso en la historia. Que no le han dado o nombrado a dedo, ni etiquetado por no sé qué estamento, sino que “ha mamado” la historia local y buena parte de la nacional e internacional desde pequeño, respirando el olor inconfundible de esos legajos que su madre se afanó en recuperar y estudiar, entre los que él jugaba. Seguramente, mientras a mí, mi madre me cantaba aquella canción de “La Adelita”, en el caso de Alonso su hilo musical materno era la voz de su madre leyendo aquellos legajos.
José Antonio Córdoba Fernández
Investigador-Columnista-Escritor
