Polvo, mal olor ... y viento en el carrusel de las vanidades

Que en la Feria de este año han cambiado algunas cosas, es algo que desde sanlucardigital.es hemos comprobado in situ. Es notable el esfuerzo que se está haciendo en la limpieza del real. De la misma manera se ha mejorado mucho en la lucha contra los decibelios, principalmente en las casetas destinadas a la juventud y otras, porque si bien es verdad que todos los pájaros comen trigo, siempre es culpable el gorrión.

La afluencia de sanluqueños y foráneos durante estos días de feria ha sido muy importante, aunque desconocemos porcentualmente la relación con años anteriores.

Lo que no ha mejorado es la cantidad de vendedores ambulantes deambulando por toda la feria buscándose la vida y aquellos de la “manta” ocupando el escaso acerado público en los laterales de la Calzada. Africanos, asiáticos y rumanos invadían toda la feria haciendo imposible no ver a alguno de ellos ofreciéndonos sus variadas mercancías cada 30 segundos. Atosigante.

La feria – en este aspecto-sigue siendo un mercadillo semanal con el que apaciguar nuestras ansias consumistas.

Mientras, jinetes en sus monturas, charretes y coches de caballos lucían sus mejores galas a ritmo de sevillanas y catavino en ristre.

Creemos que el tiempo de paseo  para el lucimiento de jinetes y amazonas es excesivo, porque se priva a la mayoría de la población de un paseo lúdico sin aglomeraciones y se les obliga a abrirse paso en espacios muy limitados mientras que una minoría es dueña del albero de La Calzada

El polvo levantado por las bestias empujado por el viento de poniente, - caprichos de Eolo - el olor a excremento equino y el descuido para recibir un “regaito” el amarillo paseo,  no ayudan precisamente a “sumar” a las mejoras y los esfuerzos para recuperar y fortalecer nuestra fiesta más emblemática.