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24 de Septiembre de 2014
Nuestra playa agoniza y nadie hace nada por evitarlo
Ciudadano.-No soy experto en derecho, ni en medio ambiente, simplemente un ciudadano dolido, maltratado, ninguneado, atacado,..., y no se cuantos calificativos más, por un ayuntamiento que lejos, muy lejos, de velar por su ciudad, la machaca hasta límites insospechados. Y digo esto porque quizás, habrá quien pueda darme o quitarme la razón con argumentos legales, lo que ocurre en estos días en nuestras playas urbanas y que viene repitiéndose cada año desde cuando mi memoria alcanza, sea posible de calificar como delito medioambiental.
Con las llegadas de las primeras lluvias, desde Bonanza hasta el Espíritu Santo, los aliviaderos de aguas, supuestamente pluviales, vuelven a verter en nuestras playas de todo menos agua de lluvia. Es literalmente imposible caminar en la bajamar desde Bonanza hasta la Jara por la orilla. El olor es nauseabundo. Toda la arena cubierta de un osuro y sospechoso limo negro y restos de detergentes, pegotes de papeles higiénicos y toallas de esas desechables ahora tan de moda y que tantos inconscientes tiran al váter. Cieno procedente inequívocamente de aguas fecales. Y sabe Dios qué más inmundicias.

Que Sanlúcar vive del turismo y está destinada, cada vez más, a consolidar esta industria si quiere sobrevivir, es algo de lo que todo el mundo habla, pero nadie lo hace en serio. Con una actividad agrícola en clara decadencia, con la pesca también en horas bajas, con la vid y la industria del vino cada vez más maltratada, ¿de qué otra cosa podremos vivir?

Pues no, ni políticos ni nadie parece ser consciente de que debemos mimar al límite la ciudad. Ni en materia de infraestructuras ni equimamientos, ni en limpieza, ni en cuidado y potenciación del medio ambiente, ni en la salvaguarda y promoción de nuestro rico patrimonio histórico-artístico,..., en nada invierten estos dirigentes políticos ni el más mínimo de su bien pagado tiempo.

Cuando se aproxima el verano se contentan con decir que las aguas de la playa son aptas para el baño y pagar a una empresa para que les coloquen en la calzada una banderita con una Q; Q, que no se de qué, pero de calidad por supuestísimo que no, a la vista de lo que todo el mundo puede apreciar excepto los técnicos de esa empresa supuestamente certificadora de calidad. "¿A como tienen este año las Q?", les preguntarán por primavera desde Palacio. "Pues mándennos un par de ellas, una para la playa y otra para la oficina de turismo; que esa es otra, cerrada las tardes de agosto por falta de personal.

De verdad, como sanluqueño me siento ultrajado cada tarde que paso por ese paseo marítimo intentando aguantar las arcadas. No comprendo cómo no existe autoridad capaz de empapelar hasta al último fantoche que permite tamaño atentado, no sólo ya al medioambiente y la economía de esta ciudad, sino a la salud de sus propios hijos. De qué nos sirven tantos organismos públicos, tanta Europa, tantos sueldos, si nadie es capaz de poner coto a semejante crimen.

Ahora saldrá el desgraciado de turno lamentando que críticas como ésta son malísimas para nuestro turismo; esa trasnochada, patética y vergonzosa estrategia de quienes prefieren barrer la porquería y guardarla bajo las alfombras antes que solucionar los problemas de raíz. La única respuesta posible de quienes no tienen la valentía, la inteligencia ni la capacidad de velar y pelear por los intereses generales de su ciudad. 

Y lo peor de esto es que jamás oí a ningún político sanluqueño ofrecer una idea, un esbozo, una simple reflexión en voz alta sobre este tremendo problema. Como si este fuese un mal menor, sin la más mínima importancia. Este verano ya hemos visto mucho menos público en nuestras playas, que le pregunten a los bares y chiringuitos de la zona, mientras localidades vecinas colocaban el cartel de completo. Sí, es la desembocadura de un río, me dirán algunos lumbreras, y como no tenemos bastante mierda con la que nos echan, echamos nosotros otra poca más, ¿verdad?

Nuestra playa agoniza y nadie hace nada por evitarlo. Quizás cuando alguien con dos dedos de sensatez quiera darse cuenta sea demasiado tarde.

Nota de SD
Bajo el seudonimo de "Ciudadano" hay una filiación personal constatada por SD.
 
 
 
 

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