Desde el 22 de diciembre hasta la noche de reyes, el uso de estos artefactos pirotécnicos se utiliza de manera habitual, masiva y descontrolada por muchos ciudadanos, ajenos a los derechos de otros ciudadanos con la permisividad de quien debería controlarlo, denunciarlo y punirlo. Más allá de estas fechas, y en cualquier fiesta particular o religiosa, tienen licencias estos descerebrados para pasarse las leyes por el forro de sus pantalones.
Es el triunfo de la barbarie sobre el respeto ajeno al descanso y obligarnos a compartir sus delirium tremens y/o sus fundamentalismos religiosos, por el artículo 33.
Llueve sobre mojado, especialmente aquí en Sanlúcar, donde la chulería va sobre cuatro o dos ruedas, botellón, hormigonera mañanera, semiclandestinas naves de celebraciones varias, vociferantes alaridos para comunicarse con quien está a tu lado, etc.
La noche se convirtió en día y la paz en estruendo, como en el peor de los escenarios bélicos de cualquier parte del mundo. Y es que en civismo y ecología, los ciudadanos y quienes nos tienen que asegurar nuestros derechos, nos merecemos un suspenso total. Si alguien cree en lo pueril o la inutilidad y pérdida de tiempo al leer esto, que se de una vuelta por http://www.ruidos.org/ . Feliz 2008.