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Relato corto
 
 
 
 
 
 
 
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10 de Octubre de 2013
Recuerdos
Rafael Romero.-Quedamos para  tomar  café en el bar de siempre. Al cruzar la plaza me fije en el reloj, daban las 5:20 de una fría tarde de otoño. Entre la poca gente que había me quede observando a un señor de mediana edad, sentado en su silla de ruedas alimentando  a las palomas con migas de pan, este sonreía y parecía estar  feliz al ver como le revoloteaban   en el regazo y su cabeza. En vano, manoteaba con  cuidado para deshacerse de los ávidos plumíferos,  sin embargo no perdía ni la paciencia ni la sonrisa; Me la contagio. --(recuerdos de niñez)--
Llegue al bar, confirmando con una rápida ojeada que mi amigo era tan puntual como siempre, no estaba, así que me dispuse a pedir un café y salir a la terraza a esperarlo.
Al cabo de un rato y con un golpe en la espalda me saludo, se sentó frente mi y se dispuso a vaciar sus bolsillos de móvil, cartera y tabaco para ponerlos encima de la mesa.
La charla era amena y divertida como siempre, tratando de arreglar el mundo bajo nuestro punto de vista. El   fútbol y sobre todo la política, acaparaba la mayor parte de la conversación. 
-- (de  juventud) --

Entre risa y risa observé que se nos acercaba un tipo con una vestimenta poco común, no lo digo por su  pantalón y camisa, sino por la cantidad de marcas de productos que tenían en su ropa, al igual que un piloto de formula 1. Se le podía distinguir las marcas que pagan más por su tamaño y su localización, entre ellas se podían ver, Bancos, compañías petroleras y eléctrica, junto con  otras compañías grandes del país. Supuse que era un vendedor, sabe Dios de qué, pero vendedor al fin y al cabo. 

Se nos presentó con un nombre que la verdad no recuerdo, pero si recuerdo que rebosaba de amabilidad, respeto y sobre todo, seguridad  de si mimo. 

Nos dio unos papeles que sacó de su maletín y  empezó a vender sus ideas. Todas eran muy bonitas e ideales para mayoría de las personas, por lo que resultaba irreal al mismo tiempo.  

A los 5 minutos de haberse despedido, llegó otro con la misma pinta, y otro y otro. Si no fuera por el color del papel y alguna otra cosilla, era lo mismo.  

Todos llevaba un letrero en la espalda, POLITICO.


-- (desempleado, y esto no es un recuerdo) --

 
 
 
 

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