13 de Julio de 2008 |
Jota Siroco.- Me había prometido hacer 100 capitulillos, pero me canso pronto porque empiezo a estar viejo y me comienza a faltar la paciencia y el resuello.Acabo estas líneas una noche de verano del 2006 sentado con Lili en la terraza del Savoy, mientras una verdadera multitud asalta los veladores de Toni, La Ibense, Barbiana, la Herencia, la Cafetería Cabildo, por supuesto los de La Gitana y Balbino, y arrasa hasta en los Montaditos, el nuevo y último vecino en el sotabanco del Barquero.
Me quedo con el recuerdo de la calor, de la insaciable marabunta, del hervidero de la plaza, porque llegará el invierno y no habrá a quien dirigir ni la mirada, ni la palabra. Guardo en mis huesos los ardores de la última levantera, que era sucia según las teorías del Camaroncito de Plata, pero que taponará las humedades invernales de mi frágil caliche.
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