Por fin, en casa de nuevo Sobre las doce de la mañana salíamos en el Ferry Tánger Algeciras por la bocana del Puerto, cuando uno de nosotros empezó a llamar la atención de los que estábamos en cubierta a la vez que dirigían sus miradas hacía el lugar donde momento antes estaba nuestro barco amarrado, éste se había puesto en movimiento y a toda máquina nos seguía por la estela del Ferry con el mismo rumbo que nosotros y en dirección a la península.
¿Qué había pasado?. Parece ser que nuestra visita a la embajada española había acelerado los trámites con el gobierno marroquí, y dos horas después de marcharnos los marineros, había llevado al muelle la orden de libertad. Inmediatamente pusieron el motor en marcha y soltando las amarras del muelle, salieron del puerto sin ningún tipo de impedimento con el Rol y las Libretas de navegación de toda la tripulación, llegando al Puerto de Santa María en la madrugada del día siguiente, antes que nosotros. Cuando llegamos a Algeciras, y nos dirigimos a las autoridades portuarias explicando nuestro caso, su respuesta fue que ya estábamos en España y que ellos no podían hacer nada para solucionar nuestro problema, y que el Embajador tenía la obligación de ponerlo aquí y que ya era cosas de nosotros llegar a nuestros domicilios. Ante esta explicación, nos dirigimos a la primera parada de taxis que encontramos y alquilamos dos taxis después de convencer a los taxistas de que al llegar al Puerto de Santa María el dueño del barco le pagarían el porte, y con más voluntad de llevarnos que convencido del cobro, salimos de Algeciras hacía el Puerto sin haber comido nada en todo el día y parte de la noche. Una vez llegado al Puerto y localizado el dueño del barco, éste, después de reiteradas amenazas por nuestra parte, pagó a los taxistas manifestándonos que si queríamos irnos para Sanlúcar, nos fuéramos al cruce e hiciéramos auto-stop, pues él no tenía dinero para más taxis. No lo matamos allí por que viendo nuestra aptitud, inmediatamente cambió de manera y nos ofreció el dinero suficiente para pagar dos taxis y continuar el camino hasta nuestra casa. Era el día 4 de agosto de 1.969. La mayoría de sanluqueños ni siquiera tuvo conocimiento de este acontecimiento, esto no era por aquella época noticia, y si lo era, lo callaban y no se publicaban, nadie le daba importancia al apresamiento de un barco de pesca y menos con licencia para pescar en aquellas costas, a pesar de que otro se había traído a un soldado de la Real Armada Marroquí. El domingo día 5 de agosto (primer domingo de agosto), por la tarde fui a Bajo de Guía con mi esposa y mi hijo Antonio de un año, a darle las gracias a la Virgen del Carmen que había salido en procesión.El día 9 de septiembre me quedé en tierra para embarcar de nuevo en el pesquero de Sanlúcar “Hermanos Llorcas” propiedad de Juan Muñoz Hermoso. A la memoria de los compañeros que ya no están con nosotros: - El Cañizo. - El Corona. - El Carrucho. - El 1º Motorista. - Juan Marín. En las playas de Marruecos (1ª parte), ( 2ª parte ), ( 3ª parte ), ( 4 parte)
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