Sexo vivo (4). Masturbación masculina |
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06 de Enero de 2009 |
Jota Siroco.-El no era gay, pero pasaba los días y las noches pegado a las páginas rosas… añorando. No eran los falos enhiestos como mástil de cuartel, como símbolo nazi, como estoque de torero…ni tampoco las generosas eyaculaciones de espuma, ni las mareas de leche y miel que narraba la Biblia…a él sólo le gustaba el movimiento, la ternura o la dureza de la técnica, su principio, su fin…y añoraba. Ni siquiera le importaba el color, la tersura, la dimensión, sólo el ritmo de la mano en torno al vástago, como un motor.
El, desde el accidente, desde el maldito accidente, añoraba sus brazos…y sus manos, añoraba tocar aquello de lo que estaba cansado desde su adolescencia y sólo en sueños hacía vivir y morir su polla intocable.
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