Trabajar gratis en Sanlúcar
Pepe Fernández.-En el pasado año más de 10.000 personas formaban el ejercito de desempleados en una ciudad de 68.000 habitantes que languidece laboralmente bajo la sombra de la economía sumergida, el subsidio agrario de más de 1200 personas y las criminales condiciones contractuales de muchos trabajadores y trabajadoras sometidos al imperio de la Ley y las reformas laborales de la derecha, auspiciadas por otras que promulgaron los que se afanan en poder ocupar el nicho de la izquierda ortodoxa y no les tembló el pulso para firmarlas, ni esas ni otras igual de dañinas para los intereses de la clase obrera que orrillea, cuando no se ahoga, desde hace muchos años en la precariedad más absoluta en derechos laborales y sociales.
Podría parecer este preámbulo el punto de inflexión en la interminable carrera de los más poderosos para seguir engordando sus cuentas de resultados a pesar de la crisis.
La injusta y desigual redistribución de la riqueza nacional, nacida de la crisis y los recortes de la mano de M. Rajoy, las promesas preelectorales de bajada de impuestos, siempre a los más poderosos, o el fichaje de seudos centristas naranjas a empresarios, -que justifican sus eres en multinacionales culpando a los trabajadores de la baja producción-, así como el abandono de políticas progresistas por parte de los socialistas, todos, han creado el caldo de cultivo perfecto para la precarización laboral y falta de oportunidades, avocando a los afectados a aceptar misérrimos sueldos que ya no son suficientes para dignificar sus existencias.
En nuestra ciudad dicha precariedad laboral está visible en muchos sectores del tejido empresarial, como el de servicios donde se puede pagar la hora trabajada con dígitos que sonrojaría a trabajadores de las economías emergentes asiáticas pero en cualquier caso no es el último escalón de la vejación a la que se somete a padres y madres de familias que buscan el sustento de sus hijos.
A los trabajadores, para pasar el Rubicón de la vergüenza y humillación con la incertidumbre cesariana que eso conlleva,.. en román y publicista paladino “la prueba del algodón”, se les obliga bajar un ¿último? peldaño: Trabajar gratis, aunque sea el período de pruebas semanal, como es el caso que nos trae.
Casi centenaria e ininterrumpida presencia en estos lares con impecable trayectoria “explotadora” de la que puedan dar fe centenares de sanluqueños, éstas y otras sociedades empresariales en cualquier ramo de la actividad productora o de servicios, aunque solo fueran “rara avis”, son la cara oculta del buen nombre de Sanlúcar que todos quieren ocultar, negándose, al igual que la existencia de “meigas”, tal estadío de degradación ética.
Sin embargo, la realidad y las lágrimas, de los que denuncian sottovoce su precariedad y su miseria, gritan al viento que “haberlas haylas” y lástima es que los damnificados por la insaciable avaricia no pongan públicamente nombres y apellidos a los que los explotan, siendo el hambre de los suyos más pesado que la dignidad de sus personas.
El derecho al trabajo y un sueldo digno y suficiente para mantener a una familia no parece importar mucho a los que tienen la obligación de hacer cumplir la Constitución, porque es ahí, en la Carta Magna, donde esa declaración de intenciones lleva 40 años clamando al cielo que se haga efectiva y para eso no hacen faltan demostraciones patrioteras ni banderas rojigualdas en los balcones, solo un poco de vergüenza entre tanto delincuente que se envuelve en ella para tapar sus delitos desde un asiento .en el Congreso de Diputados o al frente de alguna manifestación en defensa de la unidad patria.
