¡A la mierda, que se vayan todos a la mierda!  Yo sigo gritando : ¡Aún tenemos Sanlúcar Digital!.

Hoy este humilde desarticulista estando en la fecha en que estamos, vísperas del tan ansiado día de investidura para algunos, pesadilla para otros, hablaremos un poco de lo que ha sido una constante en nuestra localidad desde el inicio de la Democracia.

Podemos hablar del Tránsfuga o del transfuguismo como algo muy normal y que ha sucedido ya en demasiadas ocasiones en lo que es el Salón de Plenos de nuestro queridísimo Ayuntamiento.

Estoy totalmente de acuerdo con las palabras de Georges Clemenceau en la III República Francesa. El se refirió acertadamente, aunque no lo llamara tránsfuga, a un traidor que deja su partido para inscribirse en otro y un convertido es un traidor que abandonó su partido para inscribirse en el suyo. En ambos casos acertadamente el consideraba que se trataba de una traición. Estos casos se han producido a lo largo de toda la Democracia en nuestra localidad. * *

Recordemos cómo el Partido Andalucista nos ha dado casos pero que muy sonados, primero fue con el PSOE, acabando el partido con una fuga terrible hacia el Partido Impopular después de aquella nefasta moción de censura.

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No quiero dejar de recordar aquel grupo de tránsfugas que rompieron toda la maquinaria del PSOE en nuestra localidad para fundar el grupo AS. ¡Vamos que para gustos colores y para tránsfugas Sanlúcar de Barrameda.!

Yo entiendo que la actitud más digna es la de los que discrepan y dan la batalla interna  en los órganos estatutarios de la formación, o como fue en mi caso, la de los que se retiran con mayor o menor discreción y regresan a su vida privada. Por supuesto es muy respetable la de los que siguen en sus puestos y al lado de la dirección ya estén confundidos o errados. La divinidad es compatible con el error, pero la traición de la que ya hemos dado sobrados ejemplos es oportunista y no responde nada más que a un cálculo de intereses normalmente de carácter personal.

 

Es lógico y humano, e injusto pero inevitable, que muchos sanluqueños nos sintamos traicionados. Pondré un caso y creo que nadie debe de cabrearse ni llevarse a engaño, Ciudadanos Independientes de Sanlúcar se fundamentó o se creó en la idea de que era un partido que solo velaría por el bien de los intereses locales, que no daría pleitesía a una institución superior que coartara su libertad e impidiera centrarse en los asuntos propios de la localidad.

En este punto, muchos ciudadanos, votantes y no votantes, nos hemos sentido traicionados, primero con un pacto antinatura, que hay que reconocer que dio buenos resultados y ahora con un cambio o mutación que les ha obligado a asumir las directrices de  las que tanto renegaron.

 

No se puede entender que sea un transfuguismo pero si nos remite a una nueva etapa en la que Juan Marín ahora portavoz y líder de Ciudadanos en Andalucía se ha lanzado de cabeza a una iniciativa repleta de incertidumbres y de servilismos.

Cuidadito que todos nos acordamos de la autodestrucción de UCD allá por los años 1981–1992.  Lo dejo aquí.

 

El Naranjito nos está vendiendo a todos los niveles  moralidad, honradez, en definitiva cambio y buen hacer. No lo pongo en duda, pero tenemos que esperar que no cometan la torpeza de admitir acríticamente en sus filas todo lo que entre por la puerta. Nada ganará el partido de Rivera  y perderá mucho crédito cuando admitan como escribió Clemenceau: “convertidos que no dejarán de ser traidores”

La primera lección de decencia que yo pediría a Ciudadanos a nivel nacional es que no se comporte con los tránsfugas como los antiguos partidos que han arruinado la Democracia en mi pueblo: “recibiéndolos con albricias y alharacas”

 

Sería lamentable en esta nueva legislatura que ahora comienza, que a la obscenidad de los tránsfugas que tanto han medrado en nuestro pasado, se volviera a unir la complacencia de la población y creo que eso va a ser la norma ya que hemos alcanzado el record de abstención en las pasadas elecciones municipales. Si se llegara a producir esto será un esperpento en el que se representará  la idea de que las lealtades y los principios son un relativismo que está en función de razones coyunturales atentas a los intereses particulares más básicos: “el medro personal, el enchufar o beneficiar a familiares o amigos, pondremos el caso de algún cuñado, etc.”

 

No se trata aquí de defender lo que el sábado saldrá con toda probabilidad adelante, se trata de defender una responsabilidad así como introducir una gran dosis de decencia en lo que presumiblemente será el próximo Equipo de Desgobierno.

 

Quiero destacar que los partidos políticos mueren también con agonías largas y penosas, (pregunten a Antonio Prats y la muerte del andalucismo), y todo esto se produce porque no ha habido un código social que reprobase la autodestrucción y el transfugismo. La advertencia debe de ir dirigida al  Partido Morado y al  Naranja ya  que podrían perder su inocencia si no dan con la puerta en las narices a los oportunistas. Porque lo bien hecho bien parece.

 

No quiero extenderme y todo lo que se diga es para nada, tránsfugas en esta próxima legislatura seguro que los habrá, el mecanismo jurídico lo permite  y el tránsfuga, traidor, gorrón o como quiera llamársele seguirá existiendo ya que uno de sus motivos será mejorar sus expectativas personales alcanzando una cuota del poder establecido.   

 

Esas loables intenciones que siempre se  nos han vendido  como que  trabajaremos por nuestra localidad se prostituyen a las primeras de cambio.

Este comportamiento supone, en resumen, la mayor estafa que se puede perpetrar, en cuanto que falsea la representación política, tanto en su sentido estricto como en cuanto  a la representatividad de las decisiones adoptadas por los poderes públicos. Por desgracia, esto es la gobernabilidad y digo por desgracia porque no podemos atacarla por estar jurídicamente respaldada.

 

Como ciudadanos lo único que nos queda es denunciar dichos comportamientos al mismo tiempo que desarrollamos una labor educativa en lo político para que el conjunto de los ciudadanos con mayúsculas  sean lo suficientemente críticos y no volvamos a dar el espectáculo tan bochornoso que dimos el pasado 24 de mayo.

 

En fin, no me queda nada más que objetar y como dicen en mi pueblo, aquí hasta el más tonto vende relojes.

Ante el espectáculo que se prevé para  mañana a las doce de la mañana solo me queda recordar aquella frase de Fernando Fernán Gómez y que hago mía en estos momentos: ¡A la mierda, que se vayan todos a la mierda!

 

     Yo sigo gritando : ¡Aún tenemos Sanlúcardigital!.

 

                                   José Luís Zarazaga Pérez