A Caridad
José Antonio Córdoba.-Estos días serán numerosos los artículos y letras que con motivo de la festividad de La Caridad, se darán cita en medios de comunicación y redes sociales. Pero hoy no voy a hablar de lo que otros seguro gastarán saliva y tinta.Hoy mi historia, es una historia con inicio y final en estas pocas letras. Ahora mientras meditaba, por decirlo elegantemente, o reflexionaba ─como gusten─, pensaba que deberíamos de tener un interruptor para desconectar pensamientos o sentimientos. Y en eso me hallaba, cuando me vino a la mente estas letras que ahora leerán.Hace veintidós años ─más o menos─ empezó una historia, entre ella y yo, aunque bien es cierto, que se había iniciado casi desde que me vine a vivir a Sanlúcar allá por el 88 “siglo arriba, siglo abajo” Pero fue tras la mili, ─¡si yo fui de los que la hicieron y con mucho orgullo!, que volví a este rincón ─más de una vez, deseo no haberlo hecho─, a partir de ahí arranca un tonteo que empieza con una llamada ─entonces no había watshapp y ni demás vicios sociales tecnológicos─, y acabaría con el paso del tiempo en boda. Con la boda, el tiempo nos daría tres hermosos hijos. Pero la vida nos es camino de rosas, y si lo fuera, para eso está el paro, o nosotros mismos, para mandarlo todo al carajo.
Pero saben, no me puedo quejar, y eso me ha llevado a estas letras.
Hoy que nos quejamos por todo, por todo. Hoy me siento a escribir en hoja de papel, con pluma, estas reflexiones. Sobre la mujer que una vez amé. Y es curioso, pues pensaba que esto del matrimonio ha sido como un viaje en barco: “Un buen día llegas a un puerto, ves una bella goleta de la que te enamoras y se te antoja navegar en ella, soñando en grandes aventuras y experiencias únicas. Y así te lazas a la mar océano, visitas puertos, islas, sorteas tormentas, disfrutas de los días al sol. Las millas navegadas se van sumando y un buen día te encuentras con tres nuevos pasajeros, que te acompañan a partir de ese momento, en este viaje. El tiempo pasa y el navegar ya no es lo que era al principio, pero la goleta te mantiene firme, sortea siempre aguas tormentosas, como si vivieras de continuo en el Cabo de las Tormentas, pero una mañana de calma decido desembarcar de esta goleta, dejarla hacerse nuevamente a la mar, sola, con sus tres grumetes a bordo.
Las decisiones son tan cuestionables, como lo somos las personas. Pueden o no ser acertadas. ¿Las mías…? Pero como decía al principio, mañana es su día, el de La Caridad, estos días, de triduos y demás parafernalias para demostrarse la gente, entre ellas mismas lo devotas que son. Mi devoción es de menos parafernalia, y más hechos. Por ello, hoy estas letras, se las dedico, a la que fuera mi mujer y la que es madre de mis tres hijos. Pues, mientras navegué por la vida con ella, fue un viaje con momentos buenos, malos, tormentosos, de calmas, pero sobre todo, fue un viaje con un bello florecer, como lo son nuestros tres hijos.
Ella seguirá navegando y yo…, pero siempre tendremos algo bonito en nuestras vidas, eso tres hijos. Por ellos, y por nada más, sirvan estas letras, para que recuerden la madre que tienen.
Yo, solo me resta felicitar a todas las mujeres que llevan por nombre, tan bonito gesto, y poco utilizado hoy, LA CARIDAD, a todas ¡FELICIDADES!; a la madre de mis hijos, ¡GRACIAS!, ¡SUERTE!, ¡FELICIDADES!, y que el amor por tus hijos sea tan inagotable como el aceite que emana de esalamparilla de la Virgen. Y que mi Cristo, vele por vosotros cuatro.
¡Feliz día de La Caridad!, ¡Feliz día de Nuestra Patrona!
