27 de Agosto de 2016 |
Donde nunca acaba la crisis
Ana González y su familia, en paro y desahuciados, siguen sufriendo los efectos de la recesión, como miles de españoles
Esta es una historia de apretar los dientes. De "rabia". De "frustración". De "impotencia". De policías irrumpiendo en la cocina tras atravesar la pared a primera hora de la mañana para echarte de tu propia casa. De correos electrónicos al banco sin respuesta. De la búsqueda sin éxito de un trabajo estable. De noches en vela. De unas vacaciones con tu hija que no llegan. Este es un relato que los gobernantes obvian al presentar sus victoriosos balances de empleo. Y que dejan en un segundo plano para destacar que ya acabó la recesión. Pero esta es la vida de Ana y Roberto. La crónica de a quien la crisis continúa dejando en la cuneta.
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