La Vuelta al Mundo. Hito de la Humanidad (IV)

Y tal y como nos deteníamos a señalar algunos hechos esenciales precedentes en la cadena de hitos fundamentales en la que se inserta singularmente la Primera Circunnavegación de la Tierra, es posible asimismo traer a colación (siquiera someramente, pues dedicaremos en un futuro algunos textos a este tema específico con un mayor detenimiento) algunos otros hitos de nuestra Historia global que vienen a ser una continuación de esta cadena, y pueden ser puestos en relación con los efectos y consecuencias de la proeza de la Primera Vuelta al Mundo, que tuvo en nuestra ciudad, como es sabido, su alfa y su omega, su principio y su culminación entre los años 1519 y 1522.  

No ha de contemplarse este hito esencial de la Humanidad como un fin en sí mismo (como algo que empieza y acaba en sí mismo), ni mucho menos como un hecho aislado, ni aun ni tan siquiera como la portentosa (eso sí) culminación de un proceso histórico, sino como un eslabón más en la Historia de la especie humana, que fue fruto y consecuencia de los acontecimientos que lo precedieron, y que se inserta (como venimos señalando) en una cadena de hechos y que, por ello precisamente, abriría a su vez la puerta a otros hechos históricos posteriores que contribuirían igualmente al progreso (si tal puede decirse) de la Humanidad y que guardan una directa relación con las consecuencias que la Primera Vuelta al Mundo acarrearía a la evolución de la Historia de las mentalidades, por ejemplo, y especialmente en lo que atañe a la perspectiva europea.

Y ello sería así porque la Primera Circunnavegación no sólo permitiría efectivamente completar la circunferencia terrestre desde el plano de lo material después de tres años de ardua navegación y mil avatares a cual más duro, sino que esta Expedición habría de dar paso, definitivamente, a una nueva forma de ver las cosas, o mejor dicho, a la consolidación y la extensión de una rama de la ciencia y del conocimiento que desde la Antigüedad Clásica (y postclásica) venía pugnando por hacerse sentir y valer en el conjunto del cuerpo intelectual del mundo mediterráneo, relacionada con las matemáticas, la física, la geografía y la filosofía, y encarnada quizá en su más pura expresión por el Museo y la Biblioteca de Alejandría y por figuras como las de Eratóstenes e Hipatia de Alejandría, tan lejanas entre sí en el tiempo (pues Eratóstenes pertenece al siglo III a.C. e Hipatia vivió en la transición entre los siglos IV y V d.C.) y tan cercanas en lo que tiene que ver con el impacto que las respectivas concepciones de las cosas de uno y otra -como personas de Ciencia- habría de imprimir en la Historia de la Ciencia con posterioridad a sus vidas.

De este modo, la Primera Circunnavegación vino a dar y a darle (que no es lo mismo) la Vuelta al Mundo, no sólo porque las superviviente de las embarcaciones de Magallanes, la nao Victoria comandada por el vasco Juan Sebastián de Elcano, conseguiría completar el viaje alrededor del planeta, sino porque el propio hecho de la Circunnavegación cambiaría para siempre la concepción que sobre la Tierra tenemos los terrícolas, al poner de manifiesto la esfericidad del planeta de manera inequívoca, de una parte, así como al evidenciar la finitud del mismo, también de forma definitiva, racional y, sobre todo, empírica.

Ello, la demostración de la esfericidad y la finitud de nuestro planeta, habría de resultar fundamental para la cosmovisión global de (y sobre) el planeta, para el conocimiento [acerca] del mismo, para las relaciones (generalmente no fáciles ni fluidas, pese a todo) entre las diferentes culturas del conjunto de nuestra enorme y azul nave espacial y, como es lógico, para la evolución posterior de la Historia de la Humanidad.

Europa (pues no es de olvidar que la Circunnavegación es un proyecto europeo integrado por diferentes elementos europeos, o, dicho de otro modo, un proyecto paneuropeo liderado por España hace ahora casi medio siglo) como entidad cultural, como conjunto cultural (especialmente en lo que se refiere a la Europa Occidental, donde se gestó y desarrolló el proyecto) acusaría fuertemente las consecuencias de esta “patada a la puerta” de los límites de lo humano que un puñado de marineros llevaron a cabo hace casi medio milenio.

Desde esos entonces nada volvería a ser igual en nuestro Continente, y la demostración de la esfericidad de la Tierra acarrearía profundos cambios en la concepción del mundo en los filósofos y científicos de la Europa de la época de modo que las viejas concepciones medievales quedarían atrás paulatinamente, no sin esfuerzo y derramamiento de sangre sin embargo (nunca los cambios son sencillos ni fáciles), como demostrarían las guerras de religión que de un modo u otro asolarían Europa a lo largo de los siglos XVI y XVII.

Así, como apuntamos, este hecho trascendental de la Primera Vuelta al Mundo se inserta en una cadena de acontecimientos que en absoluto se detendría con posterioridad a 1522, dando paso no sólo a las transformaciones religiosas y morales que acarrearía la reforma religiosa de principios del siglo XVI, sino también a la que se ha dado en llamar la revolución científica del siglo XVII, que a su vez daría paso a la gran transformación ideológica y política del XVIII, de manos de la Ilustración y las revoluciones americana y francesa.

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