David y Juanillo curioseaban porque aquellas trabajadoras tenaces trataban de introducir por uno de los orificios el cuerpo inerte de un pequeño saltamontes. Decía Juanillo:
-Puñeeta, sii noo caabeee …
En los dos pilares de la portada, letrazas enormes, chorreantes, como a brochazos de escalamocha. En el derecho se leía “Vota a …” y no se sabía a quién porque las siglas de abajo aparecían machaconamente garabateadas con trazos gruesos y cruzados, como a escobilla, de pintura negra. En el otro podía leerse:
“Cabrones”. La palabra de arriba desaparecía entre manchones grisáceos, como escupitajos de pintura. Miraban los dos, absortos en las pilastras y después salían a la carretera. Ya andaban por el arcén terrizo cuando David señalaba con el pulgar hacia atrás y miraba a Juanillo:
-¿Tú ves?. Eso es lo que sacaré de votaciones y elecciones. Encima que se pierde el tiempo, un blanqueo a fondo y de balde, ¿eh?.
Hoy……
Rumbo de aguja=147º
longitud= N 36º 46,799’
Latitud= W006º 21,291’
Ahora el TOSTAKI navegaba por la Calzada, entre jóvenes y crecientes olas, entre mar batiente y engreído, justo donde días antes paseábamos entre cochecitos de niños y quioscos de helado, o días antes se entonaban y levantaban a ese mismo poniente sevillanas y fandangos envueltos en feria de manzanilla y diversión.
Marcaba rumbo certero hacia la Comandancia de Marina, 151º, otro tiempo baluarte tierra adentro de asuntos de la Armada y ahora sometida al acoso de la inundación.
Aunque la corriente era fuerte y el viento por la aleta empujaba más y más, aún tenía la posibilidad de tomar el edificio por babor o estribor, ambas decisiones llevarían a una navegación encajonada, callecillas estrechas, que harían de las aguas a modo de rápidos de montaña, viraba a estribor, dejando la Comandancia a babor.
Metía la caña a babor y el tostaki viró inmediatamente a estribor, en una trasluchada provocada, la botavara recorrió un arco de 70º y rápidamente el marino se acopló a la banda de estribor. La driza del foque firme en la mordaza, orzando lo más que podía y rumbo al norte de la Plaza del Cabildo.
En la plaza siempre habían recorrido sus últimos días los abuelos revenidos y distantes ante tanta modernidad sobrevenida; que si música pop, que si pirsing; aquellas gentes solo estaban ya para soles y pitillos de media mañana, para charla de tiempos idos y copita o caña de manzanilla……
eduardo dominguez-lobato rubio