Luz y oscuridad

José Antonio Córdoba.-Aún se siente el calor desprendido a lo largo del día por el rey de la Luz. Apenas una hora ha transcurrido desde que se ocultara este presuntuoso de la vida tras las tierras que la vista alcanza. Instante este  donde el silencio parecer ser eterno, las bestias de la luz se ocultan, sus sonidos enmudecen, pero poco a poco un susurro empieza a coger tono, tono que va en aumento tal que a los oídos hacen cierto daño, si no fuera por habernos habituados a ellos, incluso formando nosotros mismos  parte de ese ensordecedor murmullo de la noche.

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La oscuridad ha sido algo con lo que nuestros ancestros primero, y nuestros progenitores después, nos han prevenido y asustado las más de las veces desde que asistimos a la vida misma. Hoy a mis algo más de cuarenta años, despierto con el último resplandor del sol.  Aunque nacimos en la luz, nos hemos criado en la oscuridad de las cavernas, pasadizos, galerías, sótanos y en la noche misma.

Nuestros rostros son difuminada imagen del temor humano a lo desconocido, a la oscuridad. Nuestro espíritu es semilla de la oscura madre del Universo. Nuestro cuerpo, herramienta con la cual sofocar la rebelión que despierta en el mortal, el vicio de la noche. El mortal, se siente ajeno a las miradas de otros al entender que si él no ve en la oscuridad los demás tampoco. Es en esa creencia donde el mortal de se pierde, y se crece en el vicio.

 

A nosotros se nos ha sido encomendada la labor de mantener a lo humano en la delgada línea que separa la luz de la oscuridad. El Universo nos ha dotado del don de la sombra. Así aún de día, o en la oscuridad iluminada por la luz de artificio  recordamos a lo humano de que no está solo, que en la oscuridad habitamos y aún sin vernos nos presienten.

 

En los últimos tiempos pretenciosos estos, lo humano, han intentado lucharnos, perseguirnos, prender de luz las sombras, sin entender que sus esfuerzos por eliminar la oscuridad son de inútil efecto. La naturaleza sabia regidora del todo, mantiene el equilibrio entre luz y oscuridad, a mayor luminosidad mayores las sombras y viceversa.

 

Pero aún es más verdad que la oscuridad siempre rodeará a la luz.

Es más, pregúntese lo humano, ¿si la vida no nace en la oscuridad?, ¿más no es cierto, que en el vientre o en el huevo la luz no se hace?, ¿no nace la semilla, en la oscuridad de la tierra?, es más, ¿no necesita lo vivo de la oscuridad para subsistir en la luz?