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Las intermitencias de la muerte
 
 
 
 
 
 
 
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26 de Octubre de 2008

Imagen activaLa muerte, esa extraña

Luisa María Serrano.-Al comenzar el libro ya la primera frase me produjo una extraña sensación, mezcla de misterio y desazón, que aumentó mi interés por leerlo.
Comienza así:
“Al día siguiente no murió nadie. El hecho, por absolutamente contrario a las normas de la vida, causó en los espíritus una perturbación enorme, efecto a todas luces justificado, basta recordar que no existe noticia en los cuarenta volúmenes de la historia universal, ni siquiera un caso para muestra, de que alguna vez haya ocurrido un fenómeno semejante, que pasara un día completo, con todas sus pródigas 24 horas, contadas entre diurnas y nocturnas, matutinas y vespertinas, sin que se produjera un fallecimiento por enfermedad, una caída mortal, un suicidio conducido hasta el final, nada de nada, como la palabra nada.”

Los que lo hayáis leído, ya sabréis que me refiero a “Las intermitencias de la muerte” de José Saramago.


Saramago parte de esa hipótesis ¿imposible? para narrar lo que sucedió en aquel país (del que no se menciona el nombre) a partir de ese momento en que las personas dejaron de morir. Lo que, en un principio, es causa de satisfacción, se va tornando en problema al que los distintos sectores y colectivos de la sociedad buscan la mejor forma de resolverlo. Hasta que… las cosas cambian.

Los personajes (todos sin nombre propio) representan a los distintos grupos sociales y son mencionados por su profesión o por el cargo que desempeñan.
Tiene como trasfondo un análisis crítico (ácido por momentos) de la sociedad actual y las diferentes reacciones que tiene cada grupo social ante un suceso como ése.

En determinados momentos me costó acostumbrarme a la forma en que Saramago integra en esta obra los diálogos de los personajes dentro de la narración de los hechos sin emplear signos de puntuación como -, ¿?, ¡! y valiéndose sólo del uso de la mayúscula y de la coma para separar las palabras pronunciadas por uno y otro.

Lo que más me ha sorprendido (viendo la evolución de la historia) y al mismo tiempo lo más me ha gustado: el final que, naturalmente, no voy a desvelar aquí. Tendréis que leerlo vosotros mismos.

Es muy interesante esta reflexión que nos hace plantearnos a los lectores muchas cuestiones que, quizá hasta el momento, no habíamos pensado detenidamente, sobre el valor que damos a las cosas en nuestra vida, y si es o no necesario que en algún momento nos llegue la muerte.

Y en esta mezcla de novela y ensayo, ni siquiera ella, la muerte, es infalible.
La muerte, esa extraña, tan cercana a veces, pero tan desconocida también…
 
 
 
 

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