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Cartas de una sombra
 
 
 
 
 
 
 
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23 de Febrero de 2021
La opción en la sociedad
José Antonio Córdoba.-Que la adopción en este país sigue siendo algo así como un elemento ¡tabú!, sigue siendo una realidad.
No dejo de ver alrededor como los padres hemos impuesto nuestra agenda de sociedad y de quehaceres a nuestros hijos, con lo cual estamos olvidando sus necesidades personales interiores.
Seamos padres biológicos o adoptantes, no debemos de olvidar que un niño tiene necesidades básicas de saber, de conocer, de ubicarse en su entorno, algo que el ser humano lleva impreso en sus genes, como cualquier especie animal. ¡Pero ojo!, esta ubicación va desde su propio Yo, al mundo. En un ejemplo concéntrico, diríamos que el epicentro es su propio Yo, el siguiente círculo, su familia directa (padres y hermanos), seguiría la familia materna/paterna, los amigos del colegio, de la calle, etc. La prioridad de los padres biológicos o adoptivos debería de ser la misma, su hija o hijo.
 
 
Debemos de tener en cuenta que hacer prevalecer nuestras ideas, nuestros sueños, nuestras ambiciones, sobre las del menor, va socavando profundamente su personalidad, el menor deja de tener claro cuál es su epicentro principal, su personalidad.
Si lo anterior en un niño biológico ya deja huella, en un menor adoptado este daño se dispara de una manera desmesurada, con lo cual, con el tiempo –y al hablar de tiempo no hablo de decenios, sino de meses años, dependiendo la edad del adoptado/a- le creará sentimientos de fracaso a nivel emocional, social y personal. El no aceptar que es una persona con sus propia personalidad, sueños…, nos lleva a encerrarlo en un vacío, que junto a una falta de muestras de afecto, de cariño, lo sumergimos en un mar de incertidumbre, que le acompañará el resto de su vida. Es como estar flotando en el vacío, en un lugar oscuro y donde todos los esfuerzos por aferrarse a algo o alguien que le dé estabilidad y/o seguridad, acabarán siendo meras cortinas de humos, estrellas fugaces en esa oscuridad, que como aquella NADA, de la Historia Interminable, en el adoptado con traumas por lo anteriormente comentado, irá siendo engullido cada vez más y más rápido por esa “nada”.
Hoy donde vemos a los padres distraer a sus hijos con el móvil, en vez de dedicarles tiempo, y que cuando llegan a la adolescencia, ya hablan estos padres de "niño con problema", de visitas al psicólogo. Son meras modas sociales, efectos de esa implantación de una agenda adulta a un menor.
Un niño biológico o adoptado, lo que más necesita en esta sociedad, más que un móvil, unas deportivas, es tiempo, atención, comprensión, diálogo, besos, abrazos, caricias de SUS PADRES. Porque, indiscutiblemente, somos seres que nos alimentamos de la energía del contacto físico, emocional, para bien y para mal, pero es nuestro metabolismo, el de nuestros hijos e hijas.
Hoy que tanto le hablamos a un perro, a una planta, somos incapaces de hablar, de entretenernos con nuestros hijos.
Los padres, como los hijos, no somos seres perfectos, pero son nuestras imperfecciones las que nos hacen ser especiales. Por consiguiente, entendamos que estamos para enseñar a nuestros hijos y que ellos nos enseñen. Es un camino que emprendemos juntos, y en el cual todo es recíproco.
Y lo fundamental en todo esto, padres biológicos y adoptantes, ¡NO SOMOS COLEGAS! de nuestros hijos.
 
 
 
 

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