Iriondo I "El meón"

Jota Siroco.-Digo y digo bien y a las pruebas me remito que los “gudaris”, aparte de “pesaos”, escrito así porque no es lo mismo que decir pesados, se ponga como se ponga la Academia, andan flojos de remos.
Son ya dos los “valientes” que se vacían al ser detenidos: primero, el vaina aquel que asesinó en Sevilla a un médico y al que corrieron las vecinas a escobazos por toda Triana,-¡Echate par lao que me vá llená de zangre er zajuan!- el cual en el justo momento en el que iba a ser grilleado se le empezaron a soltar los vientos para acabar en una verdadera tempestad, irreproducible aquí por estar en horario infantil, y después, este carajote de Iriondo I que a punto estuvo de mearle las manos al agente de la Benemérita que lo cacheaba…y es que ¡hay trabajos que no están pagados!

El “Cheroki”, cuando fue detenido, cumplía con su novia el débito conyugal revolucionario y euskaldún, de ahí el cabreo que llevaba dando “cornás” bajo la manta amarilla, que es muy duro cortar eso a la mitad y más aún “jartito” de porros como andaba.

Pero al Iriondo no le dio tiempo de “ná” y eso que se había llevado a su novia de fin de semana a la reunión: ”Tu te vienes, que en Gerbes nos esperan los colegas, el Aitor y el Eneko y nos vamos a poner hasta la bola”. Cuando la novia le vio “meao” hasta las trancas, se le cayeron al mismo tiempo los palos del sombrajo y los ardores y a punto estuvo de caer rendida en los brazos del gendarme francés, que según sus declaraciones posteriores, se parecía a George Clooney.

El problema de esta gentuza es que no han leído a Valle y por tanto no saben cómo acabar un esperpento. Parece ser que, una vez descartado el famoso “Dienteputo”, van a dar el papel, tras un exhaustivo examen de esfínteres, a un joven actor, cuyo nombre desconozco. A ver ahora en qué guarrería acaba todo esto.