Y empiezan ya los deportes de la mar, o las navegaciones graciosas, más si cabe, por este rio nuestro, Guadalquivir

Eduardo Dguez Lobato-Rubio.-Juventud deportista que mira hacia el agua, hacia el remo, hacia la mar, con velas, motos náuticas, felices aliados para la excitante aventura de navegar.

Aunque lo aventurero venga entrecomillado y domesticado en espacios de toda la vida, sobre aguas que casi nos bautizaron y luego conocieron nuestros primeros baños cuando niños.

Además, siempre a la vista de la tierra inmediata, en el más seguro salvavidas para nautas primerizos.

De todas maneras, ahí estamos, entre embarcaciones deportivas desde Las Piletas hasta Bajo de Guía o Bonanza, en las cercanías de los clubes náuticos de este rio grande, histórico, generoso, comunicador, descubridor.

Y hablamos también de difusión y promoción de estos deportes marineros y también de los acontecimientos que nos quedan por venir, la primera circunnavegación, hará quinientos años en el 2019, cuando Magallanes salió de Sanlúcar y volviera en 1522 Juan Sebastián Elcano como símbolo de una proeza más viva hoy que nunca.

 

Ahí estaban, con él, los secretos de la mar, encima de la mesa de la Historia, de las nuevas rutas, de las nuevas gentes, de las nuevas gestas.

Así que aquí los tendremos de por vida, entre nuestros anaqueles, nuestras plazas, nuestrosbustos y retratos, artesanos, artistas del timón y de la vela, de los sextantes, de las cartas de navegar, de los bordos y de las singladuras.

 

Y puede que todavía nos quede esa herencia genética de aquellos buscadores de futuro para seguir luchando, peleando por nuevas hazañas de nuestro tiempo, cuestiones de la mar y de lo social, de la economía, del trabajo de las gentes. Entre monstruos marinos y sirenas, entre dos aguas, dos mares, los ríos, los estrechos, lagos, montañas y mil matices de los días que nos quedan por venir. Trajín cotidiano, estimulado, sustancioso, entre brazo y pulmón.

 

De cualquier forma, vaya nuestro homenaje a aquellos pioneros y paladines, abuelos gloriosos de la espléndida realidad Histórica de la Sanlúcar de nuestros días.

Y un día como hoy, uno cualquiera, seguimos luchando por el futuro, y levantamos una copa en su memoria, una copa de manzanilla, claro. Vaya por ellos.

eduardo domínguez-lobato rubio