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Santuario del Tesorillo
 
 
 
 
 
 
 
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30 de Abril de 2011
Reflexiones sobre el santuario del Tesorillo, en la Algaida (Sanlúcar de Barrameda)
¿Quién no ha ido a la punta del Monte con su familia o sus amigos? ¿Qué sanluqueño de cierta edad no recuerda las jornadas dominicales de su infancia o juventud en la Algaida? ¿Quién, en alguna de ellas, no recuerda haber oído hablar del Tesorillo o incluso haber hecho una diminuta excursión (exitosa o no) en su búsqueda? ¿Quién no tiene grabada en su mente la imagen de los fragmentos cerámicos y de las cañaíllas (prodigiosamente blancas) sobre la dorada arena del pinar? 
El Santuario de la Algaida, llamado el Tesorillo por la boca del pueblo, es una parte imborrable en mi memoria y en la de muchos, pero además es una realidad que hoy sigue estimulando la mente (menos ingenua) de cualquiera que se acerque a ella, especialmente ahora que el Dr. Ramón Corzo Sánchez hablará en Sanlúcar de las excavaciones que hizo en el lugar en la década de 1980, el próximo día 3 de mayo, en el marco de las I Jornadas de Patrimonio.1

Lo básico que hay que saber sobre el Santuario de la Algaida es lo siguiente. Se trata de un yacimiento situado a orillas del antiguo lago Ligustino, actualmente colmatado, que en origen estaba en el extremo de una alargada península, que al parecer se convirtió en una isla tras el tsumaniocurrido entre el 218 y el 210 a. de C.2 El yacimiento parece haber estado en uso desde fines del siglo VI o principios del siglo V hasta el siglo I a. C. Tiene cinco niveles, existiendo en el nivel IV un santuario portuario prerromano, al que acudían los navegantes, comerciantes y viajeros para invocar la protección de una diosa astral, como indica el hallazgo de monedas de Cástulo, Obulco, Córduba, Itálica, Gadir, Carteia, Málaka, Lixus, Cartago, Kese, Ampurias y Massalia, así como de discos de plata sin acuñar. 

Se trata de un espacio a cielo abierto o témenos de 20 por 25 metros, con un betilo o piedra sagrada en el centro, una construcción principal de mampostería de planta cuadrangular, un pozo lustral (para los sacrificios) con una columna con capitel dórico y algunos edificios de servicio anejos construidos de tapial. Tanto en el espacio abierto como en el interior de las habitaciones se halló numeroso material votivo, la mayoría de los siglos IV y III a. C, aunque también algunas piezas del siglo VII a. C. También se hallaron fíbulas (o hebillas) hispánicas, griegas y etruscas, relacionadas con la ofrenda de mantos a la divinidad, pendientes, anillos, collares, placas metálicas oculadas, cerámica diversa, fragmentos de ánforas, lamparillas de aceite, ungüentarios, pebeteros en forma de cabeza femenina, figurillas de bronce etruscas de la segunda mitad del siglo VI o del siglo V, cenizas, huesos de animales, malacofauna...3 Parte de ese material puede contemplarse en una vitrina del Museo de Cádiz.
 
El santuario del Tesorillo fue identificado en 1983 por don Antonio Blanco Freijeiro y el mencionado Corzo con el Phosphorom hieron Loucen doubia, mencionado por Estrabón en el libro III de su Geografía y más conocido por su traducción latina Luciferi fanum, quod vocant lucem dubiam, identificación que la mayoría de los autores han aceptado. Como todos saben el lucero aparece gráficamente en el escudo municipal y en su bordura el mote Luciferi fanum senatus, pues la identificación entre Sanlúcar y el fano del Lucero es muy antigua e incluso ha generado el sobrenombre Puerto Lucero.
 
Comprendido el carácter emblemático que el santuario de la Algaida tiene para Sanlúcar,4 sorprende negativamente que ninguna corporación municipal desde el momento de su excavación haya mostrado interés suficiente por él como para protegerlo adecuadamente, difundirlo entre la población local y posibilitar un adecuado régimen de visitas guiadas con cierta periodicidad. En definitiva, nadie hasta ahora lo ha “puesto en valor” (según expresión moderna y frecuentemente vacía de contenido). Tan sólo unas pocas pero claras voces que se han pronunciado al respecto, porque este artículo no plasma nada que otras plumas no hayan escrito antes y mejor.5
 

 No obstante la cuestión sigue en el aire. ¿Por qué el ayuntamiento de Sanlúcar no promueve su declaración como Bien de Interés Cultural? ¿Por qué la valla que protege el yacimiento lleva años rota? ¿Por qué Sanlúcar y toda la Costa Noroeste de Cádiz no tiene ni una sala pública o museo dónde se puedan depositar los restos arqueológicos que se encuentran de forma fortuita en el término?6 ¿Por qué en el centro de visitantes “Cádiz mitológico”, en el convento de la Victoria, hay una maqueta tan burda del santuario de la Algaida, que no informa absolutamente de nada  (pues consiste en un minúsculo dado blanco sobre un fondo verde con pinos) y en cambio si hay un cara réplica del dios_del_cabo_Artemisio que nada tiene que ver con esta región? He visto belenes locales primorosamente más detallados y, adivino, más baratos.

¿Por qué el Tesorillo, por no hablar ya de la fábrica de salazones ni del pozo romano de la Algaida, no está recogido ni en el PORN ni en el PRUG de Doñana?7 ¿Por qué se ha construido en el pinar de la Algaida un carril bici tan inadecuado? ¿Acaso no era lógico recuperar, como propuso Ecologistas en Acción,8 la vía pecuaria llamada colada de Bonanza al Pozo de la Viuda, completamente invadida por fincas particulares, que une el puerto de Bonanza con el pinar de Monte Algaida, bordeando la marisma y que discurre circularmente por todo el pinar? Quizá esto último esté contemplado en el POT de la Costa Noroeste recientemente aprobado y que, dicho sea de paso, ni siquiera ahora que es firme soy capaz de consultar a través de Internet, en plena era de la información, la comunicación, la participación ciudadana y demás lugares comunes.
 
Éstas son preguntas que deberían resonar en la cabeza de cualquiera que conociendo el tema haya desarrollado algún tipo de conciencia. Preguntas que deberían responder las personas que en base a sus cargos tienen la responsabilidad de hacerlo. Personalmente me resulta ofensivo que “las personas en las que se ha delegado el ejercicio del poder”, conocidas llanamente como políticos, se vanaglorien (sólo de boquilla) de la herencia cultural de este municipio, en una constante declaración de buenas intenciones, que rara vez afecta a sus acciones en la protección y en la difusión del patrimonio de todos que ellos ¿gestionan?
Al menos, en su descargo, el yacimiento del Tesorillo está contemplado en el PGOU, cosa que no puede decirse de la inmensa mayoría de yacimientos arqueológicos del término municipal, aunque esa es otra historia.
 
Antonio M. Romero Dorado
24 de abril de 2011
4Paradigmáticamente, como si de un impulso involuntario se tratase, su continuidad como lugar de culto se perpetúa con la cercana ermita de Ntra. Sra. de la Algaida y con su romería anual.
6 En Chipiona, al menos, de vez en cuando se oye algo del tema. “La delegada de Cultura y la asociación cultural Caepionis trabajan en el futuro museo de Chipiona”. Europa Press. 15 de noviembre de 2010.
8Destrozos en Doñana para hacer un carril bici. Ecologistas en Acción de Sanlúcar. Febrero de 2009.
 
 
 
 

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