La sal de nuestro pueblo 

 José Luis Zarazaga Pérez.-Es curioso como en una ciudad un tanto peculiar como es Sanlúcar de Barrameda, abundan las reverendas capillas y los venerables bonetes, “con permiso del autor de tan celebre frase”.
El tema que me preocupa, hoy en día, es la proliferación de actos con motivo del IV Centenario de la llegada de Nuestra Señora de la Caridad a Sanlúcar de Barrameda.
Estos psudoreligiosos, sin ningún pudor, han inundado nuestras calles de santos en volandas, yo no tenía ni idea de que había tantisima cantidad de santos esperando una salida procesional, hasta la Virgen del Carmen de Bonanza, incumpliendo lo marcado por la normativa eclesiástica, abandonó su sede para dirigirse a dicho acto.

Hasta aquí todo correcto, el problema se produce cuando no se respetan las opiniones de los demás, con perdón me considero como un ateo convencido, pero respeto todo lo que se considera como cultura o manifestación religiosa.

El motivo de mi queja, es que cada 14 de agosto asisto a un espectáculo digno del mayor de los circos, “la instalación de la tan traída y llevada alfombra en ciertas calles de la localidad”. En este punto, podemos decir que más da, sólo se tira dinero público, que por cierto lo pagamos tanto los creyentes como los no creyentes, pero el colmo del problema viene dado por el material que se emplea en dicha alfombra.   

Creo recordar que a alguna cabeza pensante de esas imbuidas del halo espiritual de la sabiduría, se le ocurrió cambiar el material para que la alfombra no se estropeará con el levante.  

Dicen  que pensando dentro de  su rincón anodino, le llegó la luz divina y gritó: “Eureka lo conseguí”, perdonen ustedes pero no salió a la calle desnudo gritándolo, eso sí que hubiera sido un buen circo.

Como diríamos: “muerto el perro se acabó la rabia”, se cambia el aserrín por  la sal y todo solucionado.    Yo quisiera hacerle una pequeña aclaración a nuestra Delegación de Charangas y festejos, por no llamar a estas barbaridades de otra forma.    

1º.- Se utilizan productos químicos sin ningún control para teñir la sal.     

2º.- La sal se puede considerar como un elemento contaminante ya que inutiliza los suelos donde se vierte.     

3º.- El exceso de iluminación festiva produce un gasto desmesurado de energía, a la vez que banaliza un acto solemne, que más que una salida procesional pasa a ser una verbena.      

Estás pueden ser tres buenas razones para acabar con semejante barbarie. Yo recomendaría a nuestros gobernantes o a esos que se rompen el pecho ante las reverendas capillas, que sustituyan la alfombra de sal por una alfombra floral, que daría vistosidad al acto y no sería tan perjudicial.  

El primer año murieron en la Plaza de la Paz varias moreras y naranjos, y año tras año asistimos a la muerte de los naranjos instalados en la Plaza de la Paz y la C/ Ancha.   En este aspecto pido el mismo respeto hacia mi persona, yo asumo y sufro las consecuencias de tanta salida procesional, por lo tanto ustedes deberían de buscar la misma norma, ya que yo me siento ofendido cada vez que veo morir uno de los árboles a causa del uso de dicha sal, que querámoslo o no se acaba filtrando al subsuelo  

Voy a dar un dato para la reflexión, ya que está tan cercano dicho centenario. En conversaciones con la tan homenajeada Duquesa de Medinasidonia, siempre contaba que la Virgen de la Caridad fue fabricada con una de las muñecas con las que jugaba su familia, y ella era una persona a la que habría que habérsela tomado en serio. ¿Qué curioso no?, mira que si ahora resulta que el milagro del aceite es una patraña, y que la Virgen no es una réplica de la Virgen de Guadalupe?, dejo ahí la duda.

 Y yo que pensaba que los actos lo iban a patrocinar el aceite Carbonel.   Ahhhhh, espero no acabar ardiendo en los infiernos por impío.   Huy se me olvidó, que el Razinger dijo que el infierno no existe para los que no creen.                                        

Con perdón de Dios: Ateo y Republicano.