21 de Febrero de 2011 |
Tinta de la manzanilla
Llegué aquí, donde el Guadalquivir/ se eterniza/ en su curvatura de espuma./ Atrás quedaron,/ aquellos versos que a mis musas/ socorrieran en las noches de insomnio,aquel tipejo en el espejo/ creyéndose yo.
Atrás, la humedad de unos labios
de aquel beso
entre los sauces,
mi primer poema
a los once años.
Retales que poco a poco
va cosiendo el olvido.
Y, ahora, eme aquí,
respirando esta sal
con perfume de arena,
embriagando el papel
con tinta de manzanilla.
Y, pensando tal vez,
sin obviar lo que el tiempo
en la memoria ya ha escrito,
que los sueños también
se vuelven destino
Rafael gordon
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