¡Ganó la hermandad!

Manuel Lobato Reinoso .-Y escribo “hermandad” con minúscula intencionadamente, porque no me estoy refiriendo a la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Sanlúcar de Barrameda, que también, sino al sentimiento que siempre debiera subyacer, en el fondo y en las formas de la misma, porque es el que le da nombre, sentido y autenticidad al título de la institución religiosa que así se denomina, ese sentimiento que hace sentirse hermanos a personas que, en este caso, no están unidas por los lazos de la sangre sino por los del corazón.

Anoche, como muchos sabrán, se celebró la elección del nuevo Hermano Mayor que tendrá la responsabilidad de servir a los rocieros sanluqueños desde ese puesto durante los próximos cuatro años. Y mientras los hermanos de la centenaria Hermandad, entre los cuales me encuentro, ejercían su derecho al voto; tuve la gran satisfacción de ver a los dos candidatos que aspiraban a dicho cargo, caminando juntos por la calle mientras esperaban el resultado de la voluntad de los rocieros de Sanlúcar, momento que recoge la instantánea, realmente robada. Venían, amigablemente charlando, como lo harían dos auténticos hermanos, según me comentaron, de tomar una copa juntos; quizás ellos, sin saberlo, estaban celebrando la más importante de las victorias, no la de uno ni la del otro, sino la de algo que está muy por encima de las victorias personales, la victoria de la hermandad.

En aquel momento, sentí uno de mis mayores orgullos como rociero y os aseguro que he tenido muchos porque yo un día, ya lejano, tuve el honor de servir a mi Hermandad desde el cargo al que, ambos aspiraban; el orgullo de sentirme dignamente representado saliera quien saliera elegido.

Después, ya sabido el resultado, vi a dos caballeros y no porque vayan al Rocío a caballo, rezando juntos en la capilla de San Jorge a la Virgen.

Los dos siempre fueron mis amigos, los dos siempre fueron mis hermanos, pero ahora lo digo más alto que nunca, porque ahora sé, más que nunca, que los dos podrían haber sido grandes Hermanos Mayores.

Sólo uno podía serlo, y no voy a decir aquí el nombre de quien lo consiguió, porque los dos, Don Rafael Gálvez y Don Francisco Galán y en esta ocasión también escribo el “Don” entero, sin abreviatura, intencionadamente; hicieron algo más importante que ganar unas elecciones, demostrar que hay algo más trascendente que los logros personales y que es el conseguir convertir la minúscula de la palabra “hermandad” en “Hermandad” con mayúscula.

¡Ojalá! que todos los hermanos de la Hermandad del Rocío de Sanlúcar de Barrameda aprendamos de los dos candidato y estemos a su altura porque sólo estando unidos, votáramos a quien votáramos, esta, nuestra Hermandad seguirá, los próximos cuatro años, siendo tan grande como lo viene siendo desde hace más de tres siglos.

Anoche no hubo perdedores, anoche sólo ganó la hermandad.

Gracias Paco y Rafael, gracias Rafael y Paco; por haberlo hecho posible.

---

---

Nota de SD

El ganador fue Francisco Galán