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¡Que paren el mundo, que me bajo!
 
 
 
 
 
 
 
¡Que paren el mundo, que me bajo! PDF Imprimir E-mail
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28 de Febrero de 2017
Amorales
Chatono Contreras.-Hay una frase de Alfredo Landa:¡Que paren el mundo, que me bajo!. Esto es lo que pienso cuando oigo, lo que oigo…
Estas son las palabras, que se me vienen al pensamiento.
Cuando no es el yerno del Rey y sus amigos, como Mario Conde entre otros; son  los politicastros y cuya definición es: Político inhábil, rastrero, mal intencionado, que actúa con fines y medios turbios; como: (pongan ustedes, nombres y siglas)

¿Cómo hay tanta amoralidad? (y aquí, lo aplico a manera de: me refiero a un individuo, despojado de sentido moral) Y ruego, que no me vayan a escribir, ni a darme una plática, los religiosos, ni los políticos.
¿Por qué llego a la frase de Alfredo Landa? Por cómo se ha transformado esta sociedad llamada de primer orden.  Y no la quiero definir, como burguesa o capitalista. Sino codiciosa… ¿Pero con qué fin? Son muchas las interrogantes que se me abren.
(Permitir este pequeño recuerdo de pedante)  El reparto de la riqueza ha sido motivo de reflexión por algunos pensadores de la Antigüedad. Para Platón, la riqueza debía ser distribuida de forma igualitaria, mientras que para su discípulo Aristóteles debía serlo proporcionalmente al esfuerzo de cada uno. Al introducir la noción crematística, Aristóteles condenó la práctica de acumular la riqueza por ella misma y no con otro fin que el placer personal.
Es Tomás de Aquinoquien buscó reconciliar el pensamiento de Aristóteles con la doctrina cristiana, y desarrolló el pensamiento de Escolástico, para la cual prestar dinero con interés era entregarse al pecado mortal de la codicia o avaricia, uno de siete pecados capitales. Que son: gula,  ebriedad, avaricia  (“amor hacia el oro”),  lujuria, vanagloria, iratristezaperezay orgullo.
Reflexionemos, un poco; atrevámonos a pensar como somos en realidad: ¿somos como nos ven los demás? ¿sómos tal como queremos que nos vean? ¿Cómo somos?
En el teatro, cuando haces los cursos de dirección o cuando estudias; te enseñan que nadie, es menos que nadie, que todos se han de sentir imprescindibles, porque lo son.  La mejor escena, después de estar montándola, cinco o seis horas, se puede venir abajo por entrar a destiempo un personaje, o porque la frase:
MAYORDOMO.- La sopa está servida…
No se dijo a buen tono, ni lo que quería decirse.
En una secuencia, que quizás dure quince segundos y que ha costado trabajarla seis o siete horas y prepararla otro tanto, con doscientos extras… al entrar en la sala de montaje, un indio lleva el reloj puesto…
Todo el mundo es necesario y  todos somos necesarios…
¿Por qué se producen en esta colectividad,  estos amorales que roban, cientos de millones de euros; que jamás se gastarán?
¿Por qué no son denunciados por homicidios involuntarios, ya que lo que roban, defraudan, timan, quitan, hurtan… deberían de ser usados para ambulancias, médicos, medicinas, cultura, enseñanza, investigación?
¿Por qué hemos hecho esta sociedad? Todos pertenecemos a ella… Unos callando, otros permitiendo, y otros haciéndolo y los peores, los que callan y otorgan por miedo… Y sólo hablan cuando les afectan… Unos y otros somos culpables de una sociedad, tal como está…
Quizás sea como digo en el ensayo que estoy escribiendo… “¿Por qué no señalizamos con los intermitentes, del coche o de la moto?”

 
 
 
 

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