Enrique Romero Vilaseco.-Buceando en la Historia: Desde siempre existió Feria en Sanlúcar, evidentemente no como ahora la conocemos, sino que a lo largo de la historia ésta ha evolucionado hasta convertirse en la actual Feria de la Manzanilla. Como ocurre con casi todos los pueblos nacen al calor y al color de las fiestas patronales. Así las primitivas ferias sanluqueñas nacieron al pie de los muros del Santuario de Ntra. Sra. de la Caridad y allí discurrieron de forma más o menos oficiosa hasta que el duque don Manuel legaliza y reglamenta su celebración en el año 1616. Fue en esa fecha cuando concede señorial consentimiento a la feria, junto a los festejos patronales el día 15 de agosto, concretamente en la plaza, hoy Cuesta de la Caridad que sube a su iglesia. Aquella feria era específicamente de ganados y su emplazamiento estuvo sometido a varios cambios de ubicación, como si se tratara de la antigua trashumancia.
Y así se asentó en la Plaza Alta (hoy Plaza de la Paz), al año siguiente en la Plaza del Cabildo, con la especialísima indicación que las buñoleras debían de instalarse en la Calzada. En 1867, la Comisión de Fiestas acuerda celebrarla durante todo el mes de agosto íntegramente en la Calzada, en el mismo emplazamiento donde ahora la contemplamos. Ahí se confunde y es absorbida de alguna manera con los festejos puramente veraniegos. Debido a este hecho, los turroneros piden que la feria vuelva a la Plaza del Cabildo, sin embargo, en 1879 de nuevo la feria pasa a celebrase en la Calzada. Las fiestas de 1889 revisten notoria brillantez, nace un nuevo elemento que se une a los festejos: la literatura. Es famosa la sesión académica que, al margen de la charanga callejera, se ofrece en honor de Luis de Eguilaz, seguida del descubrimiento de la lápida que aún podemos ver en la casa donde nació el dramaturgo sanluqueño.
Pero el Barrio Alto no quiere renunciar a su fuero, y asi una comisión de vecinos habituales de la farmacia de don Sebastián de la Milla, calle San Agustín, obtenía del cabildo permiso y organiza en el Palmar de San Sebastián, año de 1895, una feria de ganados que duró tres días, del 14 al 16 de agosto, así se repitió hasta el postrer año del siglo, siendo ese mismo año el último. En agosto de 1929, Sanlúcar celebra una emblemática fiesta: la Fiesta de la Manzanilla. Se trataba del festejo cumbre de la temporada veraniega, y tenía su escenario en La Calzada. Estaba la fiesta dedicada a las marcas de las más afamadas firmas de manzanilla. Todas las firmas y el Ayuntamiento se habían esmerado en dar a conocer, con un colorido inusitado, el nombre de las más renombradas marcas manzanilleras, para dejar constancia de la relevancia que, para la economía de la ciudad, tenía la industria bodeguera, una de las más importantes fuentes de desenvolvimiento económico de la misma (periódico El Profeta Sanluqueño, 29 de agosto de 1929). Si nos paramos a analizar el nombre de la Fiesta, el lugar donde se llevó a cabo y la protagonista principal del evento, casi se puede aventurar que fue “la primera Feria de la Manzanilla” celebrada en nuestra ciudad. Origen de la actual Feria de la manzanilla: Cuando nos adentramos en indagar el origen de la actual Feria de la Manzanilla tal y como hoy la conocemos, no tenemos más remedio que hablar de la Velada Feriada de la Divina Pastora. La devoción a la Divina Pastora de las Almas va intrínsecamente unida a los Capuchinos de Andalucía. Esta devoción arraigó tanto en el pueblo sanluqueño de tal manera que, alrededor de la imagen de la Madre del Buen Pastor, los sanluqueños no sólo acudían a sus cultos y procesión, sino que durante los días previos vivían con verdadero júbilo y alegría su velada que, con el paso de los años, se iba a convertir en una Velada Feriada en honor de la Divina Pastora. En la verbena se volcó el Ayuntamiento de la ciudad colaborando en todo lo que podía, ampliando el recinto y sufragando los gastos que originaba el montaje. A la velada se incorporó una “mini feria de ganado” a las puertas mismas del arco de entrada de dicha verbena. Pronto la aglomeración de tratantes, ganaderos y yegüeros en torno a los animales que traían a la feria, hizo que ésta consiguiera un mayor auge si cabe. De ahí se pasó a una auténtica sinfonía de música y colores. Si, con anterioridad, eran aquellos quienes “sentaban sus reales” (de donde derivaría la denominación del “real de la feria”, para indicar la zona más noble de ella), fue posteriormente donde se sentó en dicho real el comer, el beber, el bailar, el alternar, sustituyendo los antiguos sombrajos por las coloristas casetas.
El año 1971 deja de salir en procesión la Divina Pastora y con ello la velada desaparece, es cuando un grupo de sanluqueños consideran que aquella velada feriada iba a convertirse en la “feria” de Sanlúcar, de manera que el primer nombre que se propuso fuera el de “Feria de Barrameda”. Fue éste un proyecto intermedio entre la ya agonizante velada feriada y lo que más tarde sería la Feria de la Manzanilla. La constitución de la Junta Local de Fomento a principios de los años 70, cuyo primer presidente fue el alcalde de la ciudad, a la sazón, don Juan Antonio Garat Ojeda, es el organismo en donde naciera la organización de una Feria para que en esas fechas siguiera celebrándose algún tipo de acontecimiento festivo. El señor alcalde encargó a Pepe Noriega la organización de tal evento, ya que el mismo tenía mucha experiencia al haber estado muchos años organizando la velada feriada de la Divina Pastora. Y así, en 1972 ve la luz la primera Feria de la Manzanilla que se celebra de manera ininterrumpida en el Paseo de la Calzada y con la presente edición van ya 45 los años que la Feria de la Manzanilla se disfruta en tan emblemático lugar.
Datos curiosos: - La primera Feria de la Manzanilla contó con 40 casetas y duró 4 días. - El presupuesto de la primera Feria alcanzó las 800.000 pesetas. - El primer cartel de la Feria fue una foto de Manolo Pielfort. - La comisión organizadora se desplazó a Sevilla para solicitar del Ayuntamiento ayuda en cuanto a materiales, sin embargo no pudieron conseguirlo porque estaba prohibido el intercambio entre municipios. De todas maneras fueron muy bien recibidos y bien asesorados. - Pepe Noriega, organizador de la Feria de la Manzanilla de aquellos primeros años, manifiesta que “Nuestra Feria fue una imitación de Sevilla. El recinto era igual que una calle ferial sevillana. Los farolillos, las lonas de las casetas, su disposición. En fin, todo lo aprendimos de la Feria de Abril” LAS FERIAS DE SANLÚCAR: LA VELADA FERIADA DE LA DIVINA PASTORA
Para terminar este artículo me hago eco de las críticas que recibió la comisión organizadora y recurro para ello a las palabras de Pepe Noriega: “Me acuerdo de que algunos periodistas llegaron a decir que ésta (se refiere a la Feria) era un verdadero petardo. Pero al final, tuvieron que rectificar en su opinión porque la cosa resultó mejor de lo que se esperaban”.