¿Estaré regresando al futuro?.
Alfondo Martínez Fernández.-Ayer durante todo el día mi mente se fue a mi adolescencia. Esa que había adquirido después de una infancia que entre travesuras, escuela, en una época que a uno le hacían cantar en cara al sol y rezar el padre nuestro antes de empezar las clases, …………por “cojones”.
Ese que vivía en una Barcelona que empezaba a salir la posguerra, el que daba con sus amigos de escuela vueltas por las calles allacentes a la cárcel Modelo de Barcelona, ciudad en donde vivía a una calle paralela de ese centro penitenciario, para buscar pelotas de cuero que a los presos que allí pernoctaban, y vivían, se les escapaban por encima de los altos muros, mientras jugaban en los patios de esa cárcel , custodiada por la Guardia Civil, con arma de fuego en mano.
Pelotas que desmontábamos después de jugar con ellas, para con curiosidad, ver su contenido, chapas, cuerdas, papel y varios materiales, siempre forradas de tela o cuero.
Pensaba yo que allí estaban los malos, pero cuando entré en mi adolescencia y sus inquietudes, supe que una mayoría eran presos políticos.
Cuando murió ese tal Franco, el pueblo exigió admistia y libertad para esos presos políticos, y escondido en el balcón de un cuarto piso de una calle cualquiera de esa mi Ciudad Condal, la policía, llamada en aquella época “ los grises” corrían detrás de los manifestantes que pedían admistia y libertad para esos presos políticos, con porras y pelotas de goma.
Mientras, fascinados, pasábamos a ver a un tal Lluis Xirinacs, catalán, (Agosto 1932 – Agosto 2007) un señor que estuvo varios meses sentado en la acera de enfrente de la puerta principal a esa cárcel, un señor que era político, escritor, filosofo, y aún que no me guste mucho religioso, pacifista e independentista de aquella época franquista. Él era el que pedía esos derechos de libertad.
Pues bien ayer día del “famoso” 1 de octubre mi retina se fue a esas imágenes que veía desde ese balcón, de un cuarto piso, de una calle cualquiera, del viejo Example de Barcelona, pero en pleno siglo veintiuno, y en un país democrático, los ciudadanos recibían palos con porras y balas de goma, igual que aquellos años de finales de setenta y cinco y el setenta y seis. Por reclamar sus derechos e ideas, sean buenas o no.
¿estaré regresando al futuro?.