Tres Reyes y una gota de agua
José Antonio Córdoba.-Seguimos en esa línea que nos vienen marcando los últimos años, acumulando idioteces y sandeces decisiones que no dejan de sorprender.
Hemos comenzado el año con el cambio de la salida “procesional” de la Cabalgata de Reyes, en esta localidad gobernada por ilustres ilusos de tinta y barro. ¡Sí! ¡Lo sé!, no ha sido la única localidad en la que se ha propiciado este cambio “mal de muchos, consuelo de tontos”
Pero, ¿nos hemos parado a pensar en estos cambios? Por otro lado, cambios solo y exclusivamente para capricho exhibicionista de adultos, donde nuestro ego predomina por encima de valores y la EDUCACIÓN para nuestros menores.
Hablamos de cambios, como aquel de la portada de la Feria (donde la gente sigue entrando por la antigua entrada, pero eso es otro tema), unos cambios que solo importan a un grupo determinado de individuos que, por darse el capricho de creerse importantes realizan cambios alegando no sé cuantas sandeces. Cambios, cambiamos por capricho de la Naturaleza eventos, como el de hoy, día cinco de Enero, pero me pregunto qué calado tendrán estas modificaciones en la educación de nuestros niños. Quizás el día de mañana piensen que el Lunes Santo pase al domingo de Ramos, que no lloverá; que los Carnavales no se cambiarán, ni de coña. Que cambiaremos las cosas según nuestro capricho y antojo personal. Que no iremos a trabajar mañana porque el tiempo ha dado lluvia. Que no obedeceré a mis padres, que aun teniendo mayoría en el Gobierno de mi casa, yo al ser minoría, gobernaré porque me sale de los pulmones.
Hablamos de cambios, celebramos la desaparición del último rótulo “franquista” de nuestras calles. Cambios, cambios, cambios que no llevan a ningún lugar. Quien no llama a La Calzada, tal cual, tras el cambio. Cuánto dinero invertido en despropósitos inútiles, cuando el ser humano es de costumbres fijas, por mucho que planeemos pensarnos sabios e intelectuales de tinta y barro.
Las 18:38 horas de este viernes, los Reyes Magos ya no saldrán esta noche, como quizás las gotas de lluvia pasen sin detenerse en estos lares. Pero aún así, este 5 de Enero, noche de Reyes, la mayor parte de los niños y adultos sigan acostándose con el pellizco en el estómago de saber que de madrugada tres individuos se colarán furtivamente en sus hogares, que dejarán sendos paquetes a los pies del difunto árbol de Navidad, y que algunos estarán al acecho para fotografiarlos y denunciarlos por intromisión en vivienda ajena, y los más avispados, correrán al juzgado de Guardia para denunciarlos como pederastas, para a la salida de los juzgados con la octavilla de la denuncia se harán el pertinente selfies …
Que me encanta este espíritu de la Navidad que somos capaces de transmitir a nuestros infantes. Que capacidad de transmitir valores inútiles a nuestros hijos…
Que valor tendrá, que como padre o abuelo, madre o abuela cuente a mis hijos o hijas, o nietos o nietas, como vivía la Navidad cuando yo era niño, como esperaba la salida de la Cabalgata de Reyes, como algún que otro año, volvíamos a casa empapados porque la lluvia se presentó caprichosa esa tarde. O como explicarles, que aún con el recuerdo de la humedad en el cuerpo, a la mañana siguiente todo se olvidaba al ver bajo el árbol de Navidad, en el salón de casa aquellas cajas engalanadas en bellos papeles de dibujos y coloridos surtidos.
Mañana contaré a mis nietos, que un grupo de nostálgicos decidimos convertirnos en rebeldes y seguir viviendo en la clandestinidad de nuestros corazones, la mágica noche del 5 de Enero, año tras año…