Ella
Ella es eso que llaman libertad de opinión y que después de más de cuarenta años de aquella dictadura, aún sigue cohibida. Pero he podido constatar que esa cohibición no es de fachas, republicanos, de izquierda, de derecha o violácea (color ahora tan de moda)
Cohibir la libertad de expresión es innato del ser humano. Erradicarla de los gobiernos.
En estas fechas, con esto del Día de la Mujer donde seguimos contemplando que el salir a las calles para manifestarte es simplemente un acto de copar una calle, avenida o plaza, para enorgullecimiento de siglas políticas, ya que las etiquetas te la ponen los medios “Primavera Feminista” ¡No lo entiendo! ¿Quién le ha preguntado a la Primavera como se siente?
Bueno, como decía, ella, la “libertad de expresión” es diariamente cohibida por el ciudadanito de a pie. Que en días como estos, se extrapola a niveles insospechados. Cuelgas algo en las redes, por ser hombre ya recibes críticas. Pero después lo comentas en tu entorno, y lo primero que escuchas: “¿Para qué comentas?”; “¿Por qué escribes de ese tema?”; “Si no te afecta, para que hablas, no ves que al final te perjudica”. Y no me refiero a temas únicamente sobre la mujer, sino a mis continuos escritos. Mi respuesta es clara, “estoy hasta los cojones de lo políticamente correcto”, sin más.
Si hablo de política, me va a afectar, ¿me van a dejar sin trabajo? Si hablo sobre personajillos locales, ¿no me van a invitar a sus charlas de “grandes entendidos”? ¡¡Dios!!, en esto no había caído hasta ahora, si no acudo a estas conferencias me volveré un troglodita, ¡¡ummm!!, ya lo soy y me encanta. Y que me tilden de “machista” (tengo una amiga que me dice asiduamente “capullo” y no por ello florezco en rosal alguno), por decir lo que pienso sobre estas “femimanifestaciones” coperas de calles o plazas, sinceramente, muy señoras mías, seguiré sin perder el sueño.
Para mí, hay mujeres que en su quehacer diario son iconos de lo que la mujer debería de ser, y lo son cada día, pero es curioso que ni las propias mujeres las reconocen y agradecen su labor. Pintoras, historiadoras, amas de casas, escritoras, amigas, etc. Personas, ¡ehhh!, lo digo bien clarito ¡PERSONAS!, que diariamente bregan con todo tipo de personajes y “personajas”, ¡siiii, las mujeres también humillan a otras mujeres!, que yo seré un “machista”, pero que tenéis el enemigo en casa y no os habéis dado cuenta.
Y como machista, seguiré poetizando a la mujer; seguiré ciñéndome la espada para salvar Princesas; seguiré martirizando a las mujeres ofreciéndoles mi corazón; seguiré como aquel personaje de Bécquer, corriendo por jardines o calles tras ellas…
En referencia a esto escribir, ¡váyanse al carajo!, a quienes no les gusten o simpaticen mis letras, porque nunca escribí pensando, ni en agradar, ni en ganarme la vida con ellas. Es un don que poseemos y del que hago uso, porque me apasiona escribir, aunque a veces use este cabreo que manifiesto. Si lo que quieren es leer cuentos, siempre encontrarán algún panfletillo morao, moraito que les agrade.
¡¡Vale!!, que podía haber usado una expresión más correcta, dulce, menos mal sonante, y demás. Pero seguramente, la desconoceré por mi eterna e inagotable ignorancia. Espero sepan disculparme, y si no, pues tomen para sí la citada expresión.