Urgencias (Jerez). El declive de una vocación

Los médicos, todos, siempre han tenido por parte de los pacientes, un a modo de respeto, que en algunos casos coincidía, por desconocimiento, a la posibilidad, en la sanidad pública, gratuita y universal, de represalias.

Nace este escrito de denuncia, cuando tuve que visitar a un especialista en consulta privada, ya que la pública, me daba unos plazos largos. Al entrar en su despacho veo tras de la mesa a un facultativo con bata en el que llevaba una pegatina con su nombre y el del hospital de referencia. Al preguntarle por ello, como si de un gatillo se tratara, indicó que “si pero yo no hago guardias”, que no era lo que le había preguntado, pero que parece ser que necesitaba que quedase claro. Mi pregunta interior, fue: ¿por qué esa necesidad de que no lo relacionasen con las guardias?

Hace  días tuve la respuesta. Por desgracia para mí y para otros. Acudí a la citada dependencia con un fuerte dolor. Después de toda la parafernalia inútil, me colocan la pegatina de paciente. Durante más de 1 hora estuve esperando que me llamasen. Una vez que me llamaron, una MIR por cierto, como todos, le intento explicar, anamnesis le dicen, y me corta diciendo que no tiene tiempo para escucharme, que me limite a que es lo que tengo, que después viene el inspector. Mi respuesta fue, si yo supiese que tengo se lo diría, es usted, la que me tiene que decir. Y mientras dale que te pego al ordenador. Bien, le vamos a hacer analíticas y radiografía según el protocolo. Dos horas tardarán los resultados. Después de la toma de sangre y radiografía, nos volvemos a la sala de espera.

Durante este tiempo de espera, escucho frases de “me han dicho que aquí se viene urgente cuando  es de madrugada y viene sangrando”.

Una chica parece ser que con un cólico nefrítico, estuvo todo el tiempo de espera de pie por el dolor. Una de las veces a las 4 horas, se acerca a la consulta y pregunta, diciéndole el facultativo, que tiene los resultados desde hace dos horas, pero que no me ha dado tiempo de mirarlo. (¡¡¡¡) .

A las 7 horas, me llaman y me atiende otra facultativa, distinta, prepotente y autoritaria. Me dice que de los resultados no dicen nada, pero que si me quiero quedar la noche, ella me da el alta (¿¿¿). Le digo que haga el favor de llamar a alguien de cirugía (ejemplo), que me lleva. Me dice que no puede hacerlo, que pondrá que me den cita muy preferente. Al día de hoy, ni cita, y los dolores, que mi médico de atención primaria, no se cree.

En definitiva, que los actos que se relatan, solo participan los pacientes y los facultativos, y que no se puede obviar su participación en el estado de la sanidad pública, gratuita y universal. Que no es ninguna de las tres cosas, y que cada vez es menos sanidad, y más un instrumento político y muchos, muchísimos puestos de trabajo.

Mientras los ciudadanos pacientes, siguen sufriendo y muriendo.

Esto también lo escuche: “aquí se hace lo que yo diga”.

No pidáis que los sufridores, pongamos reclamaciones a mansalva, ni que salgamos de manifestación, por una sanidad mejor. Hacedlo también Uds., ser facultativos. Y asuman la parte de culpabilidad que les corresponde. Recuerden el juramento hipocrático.

Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre. Esto lo he tomado prestado de una de esas frases que los estudiantes de medicina deberían  grabar desde el día en que entran en la facultad. O antes. Así definieron en el siglo XIX dos médicos franceses (Ebrard y Bugle) las funciones de la medicina. Y así debe seguir siendo en pleno siglo XXI.

P.D. Sin generalizar. Salvados los que cumplen con el sagrado deber de la medicina.

Maestro Liendres (Paciente)                                         

Nota aclaratoria SD

El hospital de referencia NO es el de Sanlúcar como por error se pudiera deducir.Pedimos disculpas.