Enrique Romero Vilaseco.-La eliminación sistemática de cruces en los pueblos de Callosa de Segura (Alicante) y del Vall de Uxió (Castellón), entre otros muchos lugares, por una izquierda sectaria, muestra un anticlericarismo acérrimo y un resentimiento que nos retrotrae a los años 30 del pasado siglo. Bajo el amparo de la llamada Ley de Memoria Histórica, que aprobó el gobierno ZP con la aquiescencia de los partidos de izquierdas, y que un PP pusilánime, cobardón y acomplejado no quiso derogar cuando tenía mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado, los ayuntamientos de muchos pueblos y ciudades están llevando a cabo la destrucción del símbolo cristiano por excelencia: la Cruz.
Para defender su siniestro proceder manifiestan que dichas cruces son FRANQUISTAS. Desde los 12 años siempre he pensado que Franco murió, después de una larga enfermedad, en una cama del Hospital de la Paz, en la capital de España y que fue enterrado en el Valle de los Caídos (por cierto lugar que no eligió) un 20 de noviembre de 1975. Pero veo que lo que vi por televisión era un cuento chino, todo era falso: los partes diarios del equipo médico, la célebre comparecencia de Arias Navarro en una televisión en blanco y negro anunciando la muerte del dictador, las filas interminables de españoles desfilando delante del féretro del otrora Caudillo y hasta aquella ceremonia del sepelio con la imponente loza de mármol. Ahora entiendo como el exjuez Baltasar Garzón solicitó en su día el certificado de defunción de Franco, el magistrado tenía la mosca detrás de la oreja y sospechaba, por eso quiso cerciorarse de qué en verdad aquel ataúd contenía los restos mortales del Generalísimo y que todo aquello no fue más que un paripé y un siniestro montaje de los franquistas. Y es que amigo lector, Franco en realidad murió colgado de una Cruz, de ahí que estos políticos vengan ahora a derribar cuantas cruces encuentren a su paso y arrasando, cual caballo de Atila,cualquier vestigio, nombre de calle o acontecimiento que ellos piensan que son franquistas.
De ahí que hasta don Pelayo no fue un héroe español que inició la Reconquista, sino un asqueroso fascista que hizo la mili con Franco. No existen cruces franquistas, en una cruz murió Cristo y representa para millones de personas el símbolo de su fe y de su creencia religiosa. La cruz del pueblo de Callosa de Segura fue derribada contra la voluntad de buena parte de los vecinos, que estuvieron durante meses haciendo guardia, noche y día, para que el ayuntamiento no procediera a quitarla. Pero al final, el alcalde, con nocturnidad y alevosía, no respetando el fallo del Tribunal Superior de la Comunidad Valenciana, que acordó la paralización de la retirada de la cruz, llevó a cabo, con una fuerte presencia de policías y guardia civiles, la retirada de la cruz de mármol que no presentaba ninguna simbología de los que ellos consideran franquistas desde hacía 40 años. Entre esos vestigios considerados franquistas había sido retirada una placa con los nombres de los 81 fusilados por el Frente Popular cuando estalló la guerra civil.
Por lo visto esas personas, entre las que había ciudadanos de distintas clases sociales, no merecían ser recordadas ni tenían derecho de que su dignidad fuera restituida. Una demostración clara de la parcialidad de la mal llamada Ley de Memoria Histórica, que discriminan a las víctimas dependiendo de un bando (nacional) y homenajea a los del otro bando (republicano). En cuanto a la cruz del Vall de Uxió (Castellón) también ha sido derribada hace unos días por mandato del ayuntamiento gobernado por el tripartito conformado por el Partido Socialista de Valencia PSPV, Comprimís y Esquerra Unida sin esperar al recurso presentado por el PP ante la justicia. De nada han servido, como el PP ha recordado, las 13.000 firmas que la Plataforma Salvemos la Cruz presentó, a través del registro del Ayuntamiento, en contra de la medida y a favor del mantenimiento de dicha cruz en la plaza de la Paz. Tampoco ha valido de nada para la alcaldesa, Tania Baños, saber que desde 1979 se había retirado de la misma la simbología franquista y que se acordó su conservación como monumento a la reconciliación. Igual que pasó con la cruz de Callosa de Segura el derribo de esta cruz se ha llevado a cabo con alevosía y nocturnidad, como manifestó el partido de Ciudadanos y con la presencia de un fuerte dispositivo de policías y guardias civiles. Además, este mismo partido ha criticado que el capricho del equipo de gobierno tripartito ha costado 35.000 euros, que se hubieran podido invertir en otros menesteres como el mantenimiento de los parques o la adecuación de la curva de la CV-230 Me pregunto: Si ambas cruces habían sido desprovistas de cualquier vestigio o simbología franquista, ¿por qué motivo se han retirado? La respuesta según el partido VOX se enmarca en una campaña de “sectarismo y cristianofobia del equipo de gobierno del Ayuntamiento de La Vall, aprovechándose de la Ley de Memoria Histórica, una ley que pretende reescribir la historia y crear ese odio y enfrentamiento que tanto les gusta, ha procedido a la demolición de la Cruz. Y añade este mismo partido que lo que en verdad le molesta es la Cruz en sí, porque es el símbolo de nuestra civilización, de nuestra cultura, de muchas de nuestras tradiciones tanto para creyentes como para los no creyentes Y es que da la sensación de que quién murió en una cruz no fue Jesucristo, sino el mismísimo Franco.
P.D. Con el nuevo giro de tuerca que los partidos de izquierdas quieren dar a la Ley de Memoria Histórica este artículo no podría ser escrito, so pena de arriesgarme a una cuantiosa multa e, incluso, acabar 4 años en la cárcel. Para que luego digan de la Ley Mordaza.