"...y salieron en busca de los tesoros que en dicho puro se almacenaban, para su envió a la isla de San Telmo, donde lo había de esperar, la pirata Susan, y sus 40 ladrones."
Fueron entrando de uno en uno, lampistas, camareros, manicuras, al son de “y dos huevos duros”. No cabían, amontonados, sin hacer nada, ocultos tras la puerta de un minúsculo camarote. Finalmente, y ante tanto personal, la puerta se desesperó y abrió sus piernas, y de entre ellas salieron miles, cientos de polizones, que no figuraban en ningún rol de la embarcación. Ante el regocijo de los nuevos contramaestres y su plana mayor, que inmediatamente ordenaron un inventario de personal, enseres y tarjetas de embarque de estraperlo, con las que se podía vender y comprar sin figurar en ningún escandallo.
Al mismo tiempo se oyó unos golpes sobre la tórrida mar de poniente, por el arriamiento de los botes salvavidas, con mas personal, escondido en el entresuelo del puente de mando, donde habían vivido y pernoctado, sin otro fin que el de aprovechar que el capitán, era totalmente sordo, inútil para ese servicio, y con la debilidad del desconocimiento de las cartas de navegación, necesitando de unos intérpretes, que constantemente les engañaba, haciéndoles creer que el ruido bajo el suelo de cubierta, eran auténticas ratas marineras.
Una vez le explicaron lo ocurrido, avergonzado, aunque queriendo seguir en el puesto de mando, aseveró, que él no había nacido para luchar contra los elementos. Algo que desde entonces se denomina, salir por peteneras, en memoria del mariscal Pétain, que no se yo que pinta en esta historia
Se efectuó escala en el puerto del SAS, donde tiraron por la borda al contramaestre, y salieron en busca de los tesoros que en dicho puro se almacenaban, para su envió a la isla de San Telmo, donde lo había de esperar, la pirata Susan, y sus 40 ladrones.
Para celebrar dicha conquista, se celebró unas justas, muy justas, entre astados de la ganadería y hierro de Subvencioro, y un lote de matadores escogidos de la escuela de Inmigratio no más, siendo estos mandados a galeras, de coral, para su repatriación, y cubiertos de honores y concertinas, y gentilmente empujados y coscorroneados por la Guardia Homofoba, y una brigada de los Centuriones de Macario.
Estos cuerpos, mal hechos, participarían en la reconquista de lo que dejaron los moros, para cristianizar a los no creyentes, ateos, evangelistas, ortodoxos, mahometanos, budistas, hinduistas, y levantar un monumento en la zona de Descuelgalasoga, para mayor honra de los cruzados de playtex, y de los dominicos, que pronto pasaron a denominarse Opus Lapuerta. Dicen que, en el movimiento de tierras consecuente, se encontró con un ancestro con la mano en alto, parece ser mártir por detrás y virgen por delante.
En fin, que me acuesto, que tengo sueño, y temo que venga en coco y me coma…lo escrito.
Viva Don Pelayo¡¡¡¡
Maestro Liendres.