Viene al pelo esta anécdota del físico, porque en las distancias “cortas” al igual que en las astronómicas y en el tiempo , estas dimensiones también son relativas.
Hace más de 40 años que, el entorno y paisajes de Martín Miguel no me son desconocidos. Todas estas lomas de verdes viñedos que fueron, siguen rodeadas de algunas viñas que se resistieron al empuje inmobiliario y al pelotazo urbanístico de la España de Felipe González y Aznar. Las espléndidas y magníficas puestas de sol con el trasfondo del rió Betis, Océano Atlántico y Doñana, hacen de este pago un lugar privilegiado en el entorno del parque nacional, del que somos puerta, según la propaganda oficial de la ciudad.
Las referencias en la ciudad a este paraje, siempre aluden a su lejanía y a la presencia de los indeseables insectos, que sobre todo en verano, hacen la vida imposible a sus habitantes. Nada más lejos de la realidad cotidiana, de una leyenda urbana que nadie puede demostrar, porque los más críticos, son los que menos o nada conocen de la realidad de esta urbanización y suelen responder con un : “bueno no lo conozco pero es lo que dicen”.
Si empezamos a debatir el “problema de la distancia,” nos encontraremos con la irónica y perpleja respuesta de unos números que pone a cada uno en su sitio. Nadie habla de lo lejos que está la Jara, por poner un ejemplo cercano de urbanización. Sin embargo, desde el centro de la ciudad – pongamos La Calzada del Ejercito- la distancia en línea recta a Martín Miguel es de 2,88 Kms. Desde el mismo sitio al camino de la Reyerta 4,08 Kms. , a la urbanización Espíritu Santo 1,98 kms, a cualquier otro sitio un poco más alejado del Espíritu Santo 3 Kms, al puerto de Bonanza 3,23 Kms, a la Colonia (Calle Algaida 5,45 Kms y en los límites urbanizables de la carretera de Jerez, 3,11 Kms.
Excepto uno, todos los lugares están más lejos que M. Miguel. Así que ¿ lejos de dónde?.
Otra leyenda urbana muy arraigada son los mosquitos y moscas de M. Miguel. Al día de hoy y durante todo el verano no he visto ni uno solo, en cambio en cualquier lugar glamoroso y de postín urbanita como Bajo de Guía o la Plaza del Cabildo, he observado nubes de ellos. ¿ De que hablamos entonces?. Del desconocimiento e ignorancia de una zona de Sanlúcar que será llamada a abanderar el crecimiento y expansión de la ciudad, como lo demuestran las compras masivas de terrenos por parte de los grandes de la construcción de Sanlúcar.
Decir que aquí todo es maravilloso, también sería otra desproporción no ponderada con la realidad de los hechos, porque problemas haberlos haylos.
Los accesos a la urbanización son muy deficientes, la infraestructura hotelera prometida en sus principios no existe, aunque hay indicios que arrancará pronto?, la correspondencia postal no llega porque el consistorio sanluqueño no cumple sus obligaciones, según correo. El transporte público no existe. Los comercios y negocios a excepción de un par de bares y una oficina inmobiliaria tampoco hacen notar su presencia aquí, ya que la mayoría de sus habitantes son foráneos que disfrutan sus propiedades en fines de semana y verano. Y otro de los inconvenientes, aunque no tan importante debido a su corto número de ellos,” son los “sevillones” y otros “ones”, irresponsables y cavernícolas que creen que los limites periféricos más allá de sus propiedades, son también sus cortijos para molestar hasta más allá de las seis de la mañana con algarabía de voces y sonidos musicales en sus fiestas nocturnas a toda la vecindad, o tener metido en tu casa “los cuarenta principales” a las cuatro de la tarde por imposición de ordinarios e incivilizados vecinos. Restando todo lo último, Martín Miguel: una maravilla.
