Las desvergüenzas de Martín Miguel o la desaconsejable inversión en el mayor fracaso urbanístico de Sanlúcar.

Llueve sobre mojado en el sempiterno macroproyecto urbanístico del desaparecido Honenlhoe. La urbanización que, junto con el campo de golf, fue llamada a ser “la salvadora” de la economía sanluqueña con la pretendida creación de miles de puestos de trabajo, duerme el sueño eterno hasta que otro príncipe bese a la bella urbanización para rescatarla de la apatía y desgana en la que sus creadores la tienen sumida.

La inexistencia de los hoteles y otras instalaciones de equipamiento, según el proyecto primigenio, la llamada a la insumisión  de muchos promotores y particulares para no pagar sus cuotas correspondientes a la llamada Junta de Compensación, la retirada de la vigilancia privada que gestionaba Tenfa (promotores) y la contratación del mismo servicio por los vecinos de la urbanización, además de otros problemas que más adelante detallaremos son, sin duda, poderosos motivos para que cualquier inversor se lo piense más de una vez antes de meter un euro en estas lomas.

El total desencuentro entre Tenfa y los propietarios es sideral. Algunos representantes vecinales han mostrado su repulsa por los comportamientos de prepotencia y desdén que en el transcurso de las conversaciones con el movimiento vecinal, ha mostrado algún individuo responsable en la Junta de Compensación, representante de Tenfa. 

Actualmente los vecinos de esta urbanización tienen presentado un recurso ante el Ayuntamiento de Sanlúcar, por el que se pretende dilucidar cuales son las cuotas de representación de ambos, vecinos y promotora, en dicha Junta, en la que la mayoría absoluta de Tenfa imposibilita llegar a acuerdos para el mejor desarrollo y funcionamiento de la urbanización.

Los intereses de Tenfa y los dudosos privilegios de su mayoría en la Junta han puesto en pie de guerra a todos los vecinos que se han aglutinado en movimiento vecinal para defender sus derechos ante las presuntas irregularidades a las que esta promotora comete en la urbanización. 

Según los vecinos, y el recurso interpuesto en el Ayuntamiento, más del 50% de los votos en la Junta de Compensación estarían en posesión de los vecinos por lo que Tenfa perdería la posibilidad de “manejar” esta urbanización  y seguir pagando cantidades irrisorias, ridículas e injustas  en sus cuotas del Campo de Golf.

Siempre y según los vecinos, igualmente se debería de renegociar el  uso de las aguas que riegan el campo de golf procedente de la depuradora que existe en la urbanización, pero que sin embargo pagan todos los propietarios con la aportación de sus cuotas. 

Además, la proliferación de estos deportistas en la urbanización, es un valor añadido negativo y no un prestigio como se pretende ver desde la otra parte, ya que los gastos por el comportamiento incívico de algunos de ellos en el deterioro de aceras utilizadas como aparcamientos, también corren a cuenta de toda la comunidad.

Los gestores del campo de golf, además se suman a estas arbitrariedades con el lanzamiento de explosivos en horas tempranas del sábado para comenzar sus actividades deportivas, sacando de sus sueños y violando con el ruido las propiedades y la salud  de los moradores de las casas en un radio de un kilómetro, tal es la violencia de la onda expansiva.

Todos estos handicaps, son razones muy poderosas para dar la vuelta al llegar a Martín Miguel y volver cuando los promotores consigan hacer de esta urbanización lo que en principio se pretendía: el motor de la economia sanluqueña, pero sobre todo el paradisiaco lugar que sólo existe en el  papel y en  la cabeza de aquellos que la diseñaron y crearon.  r.