¡ No me abandones !

Carmen de Bock Cano .- Hay algo de sórdido y estremecedor cuando te despiertan los gemidos o maullidos desesperados procedentes de una caja de zapatos que acaban de dejar cerca de la puerta de tu casa. En Sanlúcar de Bda. esta es la manera más frecuente de desembarazarse de las camadas indeseadas de las gatas y perras propias.

Quizá las personas que tan alegremente emplean esta solución a su problema no son conscientes de que realmente están condenando a las crías a una muerte agónica y despiadada por desnutrición, por aplastamiento, por atropello en la calle o por mordeduras de otros animales.

 

Quien impunemente, con nocturnidad y alevosía, abandona a los animales en la calle o los pone directamente en la basura, posiblemente desconoce que si logran salir con vida después de incontables sufrimientos, estos animales terminan en la perrera, donde en unos días son sacrificados. Difícil es llamar a la sensibilidad ajena en estos tiempos de crisis económica, muy al contrario, la crisis está triplicando los abandonos.

 

Todos recordamos los trágicos sucesos de la perrera de Puerto Real en el año 2007, cuyas consecuencias todavía perduran, y especialmente en el hecho de que todavía estamos esperando el prometido servicio mancomunado de recogida de animales; de ahí que los ayuntamientos de la zona estén contratando el servicio con empresas privadas, con las consecuencias indeseables que ello conlleva.

 

Andalucía es la Comunidad que sigue encabezando la lista de abandonos, según el estudio anual de la Fundación Affinity, constituyendo las camadas no deseadas el 99% de los perros abandonados, y teniendo en cuenta que éstas son cantidades referidas sólo a animales que han sido recogidos en la calle o en Protectoras.

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Estas cifras alarmantes hacen pensar en que cada vez es más urgente el cambio de esta forma de pensar y de actuar, porque es necesaria una educación en el respeto a los animales desde la escuela, incluyendo estos contenidos en los programas de enseñanza.

 

Urge la puesta en práctica de una política de campañas de esterilización de mascotas, preventiva de estas situaciones, que ya se lleva a cabo en algunos ayuntamientos, mediante convenios de colaboración con los Colegios Veterinarios y a través de las Asociaciones Protectoras.

 

Urge en definitiva, desechar la idea de que el animal es un objeto de regalo, un juguete que tiramos a la basura cuando nos cansamos de él o no lo queremos.