"Vuelta al pasado"
José Antonio Córdoba.- Muchas veces no se sabe, cuanto más importante es saber de dónde se viene, que hacia donde se va. Así, en seco creemos que existe tiempo físico para averiguarlo y comprenderlo, pero la verdad, es que cada letra que escribo, ha sido futuro, presente y pasado, tan estrepitosamente rápido que no se aprecia. Este efecto me ha sucedido hoy mismo. Paseando con la familia, nos encontramos cruzando una puerta estelar que nos llevó en un abrir y cerrar de ojos, a una época, esplendorosa no sólo para Iberia, sino para el resto de Europa.
Es hermoso, sobre todo para los más pequeños, poder conocer de primera mano artículos, especias, herramientas, juguetes y comidas, tan habituales hoy en día, pero ocultos bajo productos comerciales y a veces nada ecológicos.
Para un servidor nada que decir sobre esa herrería, donde poder contemplar espadas, lanzas, cascos, útiles de herrería, la fragua, etc. O el asador, que más de uno nos llevaríamos gustosos pasa el patio de casa y acompañar a la carne de un buen vino.
La peque de la casa, no pudo resistirse a esa versión casi inimaginable de Tío Vivo. ¡Y muy vivo que estaba el tío!, para a base de pedalear dar fuerza de giro a esos casi enanos caballos de maderas. Además de poder hacer panes de almendra y jengibre entre otros, con formas curiosas y poder degustarlos.
Las especias aromatizaron el recorrido en todo momento. Llevándote a casa el olor del zoco.
El trabajo artesanal no nos dejó a ninguno indiferente, la alfarería con ese característico color rojizo, donde no podía faltar el cartel: “vasijas de barro para la vitrocerámica”.
No pude por menos que maravillarme con un carpintero, que entre sus pies daba forma a pequeñas figuras y cuentas en madera.
La orfebrería, tampoco pasó desapercibida para un servidor. Por sí solo el metal labrado y moldeado es digno de admiración, ¿Qué decir, cuando este se une al vidrio, a piedras preciosas o a cristales de los más variados colores? ¡Espléndida labor de los artesanos allí congregados!
