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Santiago Gallego
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Este verano, que para mí se acaba ¡oh dolor!, lo he pasado en Sanlúcar, donde, a más de beber toda la manzanilla que me dejan, uno también trata de ver lo que pasa. Y ha sido de capital importancia el radical cambio en el Ayuntamiento tras un par de legislaturas del PP sobrecogedoras. Se observan unos modos diferentes y da la impresión de que la población está contenta con el cambio. Sin embargo, no acabo de ver o entender la estrategia que proponen para Sanlúcar.
Déjenme que me explique. El profesor Valero enseñaba que una empresa es la conjunción de tres elementos; una estrategia o hacia dónde vamos y cómo, una estructura o con qué gente y cómo la organizamos y, finalmente, unos procedimientos que empujen y controlen el esfuerzo de la gente. Y no acabo de ver la estrategia que ilumine y dirija las decisiones cotidianas del cabildo. Un ejemplo: la alcaldesa, en unas declaraciones a un diario nacional, decía que iban a potenciar el turismo fuera de la estación del verano. ¿Significa un cambio con lo anterior o no?. Porque la anterior alcaldesa también decía eso de desestacionalizar el turismo.
Pero no quiero criticar a la joven y animosa alcaldesa actual. Lo que deseo es señalar la enorme dificultad para decidir una estrategia en una ciudad que ha estado gobernada caóticamente desde hace muchos años. Por tanto, y animado por un excelente oloroso, propongo una acción a largo plazo y una estrategia a corto.
A largo plazo propongo que se realice un pequeño estudio sobre la economía sanluqueña; me da la impresión de que todos trabajamos sobre una idea de la ciudad que pertenece al pasado. ¿Qué actividad económica genera hoy en Sanlúcar más valor añadido?, ¿cúal más empleo?, etcétera. A partir de esos datos, hágase un concurso de ideas sobre la estrategia a utilizar, sobre qué tipo de ciudad quieren los sanluqueños. Me permitirán que me extienda sobre este asunto otro día.
Pero para implementar cualquier estrategia es preciso tener dinero y autoridad. Y lo más difícil de conseguir es lo segundo. Para ello propongo una estrategia a corto plazo, para esta legislatura; que si se hace bien, además, garantiza éxito electoral.
Propongo que el ayuntamiento se dedique esta legislatura a instaurar en Sanlúcar el imperio de la ley y, de ese modo, obtener la autoridad de la que el Excelentísimo Ayuntamiento de esta ciudad carece. ¿A qué llamo instaurar el respeto a la ley?. A que el Ayuntamiento obligue al ciudadano a respetar la ley. Solamente eso.
No hay respeto a la ley si la abrumadora mayoría de motoristas van sin cascos. Si en otras ciudades se logra que se pongan los cascos, es que es cuestión de voluntad, no de normas. Hágase y aumentará la autoridad del ayuntamiento.
No hay respeto a la ley si los chiringuitos playeros cierran a la hora que cierran y no cumplen las normas de ruido. ¿Y el botellón, además de guarro, acústicamente insoportable?. ¡Pero qué hotel bueno se va instalar en una ciudad que no garantiza el silencio de noche!. Hágase y aumentará la autoridad del ayuntamiento.
No hay respeto a la ley si un constructor que tira una casa protegida se libra pagando una multa. ¿No tiene otras armas legales el ayuntamiento?. No puede parar una construcción, no dar licencias, retrasar y molestar las obras del constructor infractor. ¿De verdad que no se puede hacer nada?. Seguro que sí, si hay voluntad.
No hay respeto a la ley si cualquiera construye una casa ilegal sin que pase nada. En vez de la barbaridad del anterior gobierno amenazando con legalizar, hay que establecer el principio claro de que toda vivienda ilegal se tirará. Es lo que dice la ley. Y después, ya veremos como pactamos. Pero o se tira alguna casa o no nos creeremos nada.
Podríamos continuar con más ejemplos. Pero si no hay respeto a la ley, no hay autoridad. Y si no hay autoridad no se puede imponer una estrategia a largo plazo. Y continuará esta decadencia tan poco elegante que vive Sanlúcar.
