Las ofertas sanluqueñas 

Antonio Romero González.-En Sanlúcar tenemos muchos males endémicos, pero algunos son ya verdaderamente alarmantes. Somos una ciudad (porque aunque no lo creamos o queramos serlo, lo somos rondamos los 70.000 habitantes), que se supone que basamos gran parte de nuestra economía en el sector servicios y turismo.
Pues para ser una ciudad “meramente” turística creo que dejamos mucho que desear en muchísimos aspectos.

Si empezamos por la oferta cultural veraniega, no sabemos promocionar los tres grandes acontecimientos que organizamos en Sanlúcar como son el Festival de Jazz, las noches flamencas de Bajo de Guía y el Festival de música clásica. Y digo que no lo promocionamos bien, porque cualquier ciudad con algún acontecimiento de estas características lo promociona mucho más. No es quejarme por quejarme.

No hace mucho oyendo una radio en la ciudad donde vivo, Granada, hablan de los festivales de Jazz de Andalucía, y dicen que se celebra en la provincia de Cádiz uno de los más importantes, me emociono pensando que van a hablar de mi Sanlúcar, y no fue así, lo hicieron del festival del Puerto de Santa María, con bastante menos tradición que el de nuestra ciudad. No es posible que otros festivales como las noches de Bajo de Guía y El festival de música clásica a orillas del Guadalquivir, tenga tan poca promoción a nivel nacional e internacional, porque estaríamos dotando de un turismo de calidad a la ciudad.

Aunque la verdad, es que pensándolo bien, es posible que no se le de tanta promoción porque no estamos preparados para asimilar avalanchas de turismo de esas características. Porque díganme a mí que hacemos con tres hoteles, que además son de tres estrellas, creo recordar. ¿Con esa dotación en habitaciones queremos absorber ese turismo? Nada más que tenemos que ver lo que ocurre en el periodo de las carreras de caballos. La gente se aloja en ciudades vecinas, (hasta Rota o Chipiona siendo mucho más pequeña está mejor dotada), y vienen hasta Sanlúcar, ven las carreras y se van. Es decir, Sanlúcar pone el acontecimiento turístico (hace a inversión) y la mayoría de los beneficios se lo llevan las ciudades del entorno. Demuestra de nuevo la inteligencia innata que tenemos los sanluqueños.

Si seguimos con el sector servicios podríamos llevarnos años hablando de él. Un sector que deja bastante que desear, trabajadores no cualificados en el 70% de los casos, no existen escuelas, o la que existe a los empresarios como que les da igual, que formen a los profesionales que van a tener que tratar con la clientela, y por supuesto, todo lo arreglamos como siempre, “da igual, si tenemos los langostinos, la manzanilla y Bajo de Guía”... pues en eso se resume nuestra oferta. Y cuatro bares de copas. Oferta muy variada como podrán observar...(comentario totalmente irónico).  Porque si en esto es en lo que queremos basar nuestra gastronomía, hagámoslo bien. Guías gastronómicas, mapas etc...y por supuesto una feria de la tapa de verdad, no la falacia para ganar dinero cuatro amigotes.

Aquí no se como lo hacemos, pero siempre contentamos a todos y nos perjudicamos a los sanluqueños. Hace bastantes años se pusieron en la zona de las piletas unas carpas para la movida. Como ese año no recuerdo otro de gente de los alrededores que venían a parar por las noches a Sanlúcar. Pues bien, molestaban y no se volvieron a montar, más todos los problemas que tuvieron durante los veranos.

Se montan los chiringuitos, problemas, montan el Pub del Castillo (que desde luego no creo que sea su mejor uso), y lo cierran y lo abren de nuevo despistando al personal... y así sucesivamente, por lo que volvemos a reducir la oferta a los cuatro bares del centro de siempre. Con esto lo único que conseguimos es que el tan “perseguido” botellón no se acabe nunca. Además, esto me hace volver a pensar, ¿no será que no interesa que se tengan varios bares abiertos por la ciudad y si todo el mundo en el botellón para así controlarlos mejor?

Por último, si hablamos de los monumentos, lo único que podemos decir es que en veranos se abren un ratito por la mañana y un ratito por la tarde. En invierno cerramos los sábados, domingos y festivos, que es precisamente cuando recibimos las visitas, cuanto menos paradójico.

Pero quizás lo más sangrante y lo que jamás podré perdonar a mi ciudad es que, siendo la cuna y única madre de la manzanilla, haya tenido que hacer una empresa privada (cuando entraron personas foráneas en la dirección) la que haya creado un museo para el caldo más único que existe en el mundo de los vinos.

Aún con todo esto, añoro cada hora que paso lejos de mi tierra, pero lo que tengo claro es que nunca saldrá de mi boca las palabras malditas “como se vive aquí no se vive en ningún sitio...” eso solo lo dicen los que no han vivido en otros lugares. Existe un mundo más allá de las carreteras de Trebujena, Jerez, El Puerto o Chipiona, e incluso se vive bien, aunque muchos no lo piensen.